Laika, no me hagas repetirlo III - Relatos Eróticos

Laika, no me hagas repetirlo III

... poco por inercia.

- Vas a ocuparte de ella, de darle placer, de limpiarla… –Asentía con la cabeza, su mirada iba de mi polla a mis ojos y viceversa. –Y de vaciarla. Como vas a hacer ahora.

- ¿Quiere correrse? –Dijo incluso con una sonrisilla, aumentando un poco de ritmo la paja que me estaba haciendo.

- Dime, ¿has comido leche antes? –Le cogí la cabeza y empecé a restregar su cara por mis huevos tranquilamente.

- Mmm… bueno, alguna vez se me han corrido encima por no hacerlo dentro. –Hablaba como podía, ya que a ratos le restregaba la boca por mi tronco y escroto. –Y alguna que otra sí que se me han corrido en la boca, pero no he tragado.

- Bien. Porque en esta casa vas a comer lefa mínimo 3 veces al día. Mis huevos se cargan muy rápido, y vas a ser mi cubo. –Me miraba algo perpleja.

- Osea quiero, y tengo ganas, pero ¿y si no me gusta? No quiero que…

- Me da igual, Laika. Vas a comer leche cuando te lo mande o te vas de esta casa, ya lo sabes. –Asintió, algo temerosa de no saber cómo iba a enfrentarse a eso.

Me levanté. Ella me seguía con la mirada, girándose hacia mi posición, aun de rodillas. No sabía si cogerme la polla o qué hacer, estaba algo perdida y no se atrevía a tener iniciativa. Eso estaba bien. Le puse los brazos en su espalda y le dije que los mantuviera así. “Abre la boca y no dejes de mirarme” es la indicación que le di. Ella obedeció. Estaba expectante, respiraba hondo. De verdad creo que quería esforzarse pero sabía que no tenía ni idea de cómo iba a actuar a partir de ahí.

- Ahora lo único que existe para ti es mi polla y tu comida. –Dije mientras empezaba a masturbarme. Recordando su cara cuando le metía ese consolador. Mirandola ahora, ahí de rodillas, con la boca abierta sabiendo que se la iba a llenar de lefa. –¿Tienes hambre?

- Hi, henor –Intentó decir sin cerrar la boca

- Voy a llenarte la boca, y aprenderás que siempre que me corro suele haber mucha cantidad –Aumenté la velocidad de mi paja. Quería llenarla de semen. Incluso fantaseaba con que no le gustara. –De momento no quiero que tragues. –Asintió. –Cerrarás la garganta y la aguantarás en tu boca. Lo que no quepa, dejarás que caiga sobre ti.

Asintió de nuevo. Su respiración se aceleraba, estaba nerviosa. Yo me forcé a no tardar mucho en correrme. Si me concentraba podía durar bastante rato así, pero en este punto solo quería que se sintiera usada. Aceleré más, rozando con mi glande su lengua, apuntándola. Casi jadeaba por la boca al respirar y yo solo me la imaginaba bebiendo semen para desayunar, para comer, para cenar. Cada vez que quisiera la tendría ahí con la boca abierta, como una esclava, sin pedir nada a cambio. Solo tragar una y otra vez. Mi mente divagaba pensando en todas las guarrerías que le haría cuando note el orgasmo. Me vi impulsado a cogerla del pelo, por un momento pensé en clavársela hasta el fondo de la garganta y no dejarla ir aunque me vomitara encima, no hasta que soltara la última gota.

Pero me contuve. ...