1. Todo lo que he hecho, por darle celos a mi esposo.


    Fecha: 11/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Hetero Infidelidad Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... esperar, y el primero en hacerlo fue el capataz, que dejando de hacer lo que hacía, se me acercó, y de manera discreta, me dijo al oído. “Señora, usted disculpe, pero comprenda que a los tres nos tiene locos, por favor deje de hacer eso.”
    
    Yo haciéndome la tonta, le respondí. “¿Haciendo qué?” Y de inmediato me dijo. “Pues que va a ser señora eso de estar tocándose, mirándonos como nos mira y hablándonos de esa manera, es como si nos invitase, a que le saltemos encima.”
    
    De manera desafiante, me le quedé viendo, primero el erecto paquete que se le había formado entre sus piernas, y luego dirigí mi mirada a sus ojos, y lo único que se me ocurrió decirle fue. “¿Que les impide que lo hagan?”
    
    Los tres obreros se vieron entre sí, y como si ellos y yo previamente nos hubiéramos puesto de acuerdo, ellos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se me acercaron limpiándose sus manos contra su ropa.
    
    Al tiempo que yo, sin vergüenza alguna, me despojé de la pequeña bata de dormir que estaba usando en esos momentos, quedando del todo desnuda ante ellos.
    
    En un abrir y cerrar de ojos, el capataz se bajó su pantalón y dejó por completo al descubierto su miembro, que de manera automática comparé con el de mi marido.
    
    Saliendo mi esposo perdiendo en la comparación, sin demora alguna y tras unas cuantas caricias y ardientes besos, sentí como el duro y caliente miembro del jefe de la obra penetraba mi vulva, ante la asombrada mirada de sus dos compañeros.
    
    Era como si no hubiera más nadie a nuestro alrededor, yo sentía las callosas manos del acariciando todo mi cuerpo, mientras todo su miembro entraba y salía de mi coño.
    
    Yo movía divinamente todo mi cuerpo, disfrutando de todos los embates que él me daba con su verga, gimiendo y casi gritando de placer y felicidad.
    
    No sé cuánto tiempo disfruté del duro y caliente miembro del jefe de la obra, pero lo que si se, es que disfruté de un salvaje orgasmo como tenía tiempo que no lo disfrutaba.
    
    Cuando él se levantó, me le quedé viendo a el más joven, y después de hacerle una pequeña seña con mis dedos, como un perrito faldero se acercó a mí.
    
    En ese momento lo único que hice fue estirar mi mano, bajar la cremallera de su pantalón, y como si fuera toda una experta, extraje su erecto miembro.
    
    El cual de inmediato me dediqué a mamar ante la exorbitada mirada de sus dos compañeros, realmente no es algo que me agradé hacer, pero en ese instante, aparte de que me provocó el hacerlo, me pareció lo más adecuado hacerle a ese jovencito.
    
    A medida que continué mamando, me fui poniendo de pie, dándole la espalda a su jefe y su compañero de obra a quien, y sin sacar el miembro de mi boca, prácticamente le ofrecí mis nalgas, como dicen en bandeja de plata.
    
    No había terminado de separar mis piernas, cuando comencé a sentir sus dedos empapados en su saliva acariciando mis nalgas y mi esfínter.
    
    Suavemente se dedicó a ir dilatando mi apretado culito, hasta que seguramente decidió que era tiempo de ...