1. Fantasía de secuestro


    Fecha: 01/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: abofeteado, Fuente: CuentoRelatos

    ... esto obligaba a mi cuerpo a inclinarme hacia adelante. Se detuvo y me dejó en una incómoda posición que me mantenía bien sujeto e inclinado mirando hacia el suelo. Sujetó el otro extremo de la cadena sobre una viga de madera manteniéndola completamente tensa sobre mis muñecas esposadas. Era una posición bastante incomoda y a esto había que añadirle el dolor de mis esposas apretadas.
    
    -¿Te aprietan las esposas estúpido? -Me preguntó la señora observando mi mueca de dolor.
    
    -Si señora – Contesté. Pensé que iba a aflojarlas, pero estaba muy equivocado.
    
    -Más te dolerán cuando lleves horas con ellas puestas. Te aseguro que no te las voy a quitar, bien claro te lo deje en el contrato -Me dijo seriamente.
    
    Estaba completamente inmovilizado en aquel lúgubre sótano. Escapar era imposible, salvo que fuese un superhéroe que pudiese romper la gruesa cadena, esposas y tobilleras. Intenté quitarme las esposas o desatarme, solo para comprobar la dureza de mis ataduras y comprobé que estaba realmente inmovilizado, no volví a intentarlo más, sería absurdo intentarlo, no iban a ceder un milímetro mis cadenas y era lo pactado y deseado.
    
    MistressPain agarró unos guantes negros y se colocó frente a mí. Comenzó a enfundárselos delante de mí. Levanté la mirada con esfuerzo debido a mi incómoda posición, no quería perderme aquel detalle. Ella era perfectamente conocedora que era fetichista de guantes y me había concedido el deseo en el contrato ¡¡Guau!! eran unos guantes espectaculares de goma gruesos y largos. Eran de tipo industrial o de caucho hasta los codos. Se los comenzó a ajustar en sus manos y brazos por encima de su blusa.
    
    -¿Te gustan mis guantes verdad? No te preocupes, que acabaras aborreciéndolos. Tal como firmaste en el contrato a cambio de los guantes, los castigos serán mucho más severos, más de lo que te esperas. No te imaginas la cantidad de dolor que puedo infringirte. – Terminó de ajustarse sus guantes en ambas manos mientras esbozaba una pequeña sonrisa maliciosa en su rostro.
    
    La señora se dirigió de nuevo al armario y regresó con un rollo de cinta americana de color gris entre sus manos enguantadas:
    
    -¡Solo me falta un detalle, amordazarte. No vas a poder escapar y tampoco nadie te va a oír. Detesto los esclavos imbéciles que no hacen nada más que lloriquear y gritar. No vas a poder hacerlo, no permitiré que me molestes mientras te castigo. – Sus palabras me produjeron un gran temor. Una vez fuese amordazado ya sería un completo objeto, inmovilizado y amordazado. No podría hacer nada.
    
    -Quizás todavía no sea necesario señora… eh…. – Nervioso y educadamente intenté persuadirla para que no me amordazara tan pronto. Sus palabras me habían intimidado de verdad.
    
    -Oh, ya lo creo que será necesario. Nadie escuchará tus gritos ni tus llantos. Te lo dejé bien claro en el contrato que firmaste. Ni te moverías ni hablarías. Vas a estar bien calladito las próximas 48 horas. Haré contigo lo que me dé la gana. ¡¡voy a disfrutar mucho ...
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