El pasado de un ángel caído en desgracia - Relatos Eróticos

El pasado de un ángel caído en desgracia

... contemplaba cada parte de mis tonificadas curvas. Podía ver cómo me deseaba. Por lo tanto, mientras ellos seguían hablando de sus asuntos políticos y de si uno iba a votar a favor de proposiciones, yo me senté junto a él, acercando mis pechos a él. Me coloqué a cuatro patas por delante de él, para obtener el resultado buscado, que se abalanzara sobre mí.

–Eres una zorra y quiero que seas así con mis invitados.–ordenó Aerowen mientras era sodomizada por el político.

–Si…ama.

–Pero no quiero que pierdas tu buena forma por estar a cuatro patas y de rodillas. Quiero que todas las mañanas comiencen, no con mamadas, sino con ejercicio.

De vuelta a la realidad, Cleo sabía ciertos detalles pero le gustaban especialmente los relatos de mis aventuras sexuales. Se moría de excitación, pensando en mi cuerpo desnudo y sudoroso con una polla ensartada dentro de mí. De hecho, ella se estaba autocomplaciendo viendo como me follaba con un consolador. Era un juego mutuo donde por ejemplo, yo me masturbaba o lo hacía ella, a veces lo escalamos con clientes que venían en grupos e incluso matrimonios.

–Cleo, ponte con tu novia, ahí juntitas.–dijo Livis, con una erección entre las piernas.

Ella obedeció y esperó alguna indicación. Una vez que comenzábamos los juegos, Cleo perdía todas las inhibiciones. Una vez acabó en una orgía solo por competir conmigo. Yo soy un súcubo, pero ella se emborracha de placer y no para hasta estar completamente satisfecha.

–¿Nos las follamos, Cleo? Vamos, te va a gustar Livis.

En vez de pedir permiso, Cleo se sentó e invitó a Livis a sentarse. Ella abrió sus labios vaginales, y se sentó sobre la polla de Livis. No comenzó a saltar hasta que yo también escogí hermafrodita para follar, Capa Sombría.

–Que conste que tener tu polla en mi coño no cambia nada, Livis. Me sigues pareciendo una mala persona.–dijo Cleo, que se estaba follando a Livis.

–Cuando era prostituta, era común que me tocara un cliente que me hiciera daño. Yo no te he forzado en ningún momento, estás gozando mi polla en completa libertad.–dijo Livis.

–Estás obsesionada con la degradación de tus amantes, por eso no le gustas.–dijo Capa Sombría.–Nuriel.

–Si.–dijo mientras yo ocupaba mi tiempo montando su polla.

–Me parece, en mitad del sexo, que nos cuentes cuál era tu rutina con tu antigua ama.

Dormíamos desnudas y juntas todas las noches. Al despertarnos, nos dábamos besos y caricias. Ella se levantaba, y yo desayunaba con ella. Ella se vestía y yo salía al patio, desnuda a hacer ejercicio. Después del ejercicio, tocaba sexo, siempre con ella delante. A comer, sexo lésbico con ella y por la tarde-noche, era la barra libre de sus visitas. Me colocó un collar enjoyado al cuello con su propia correa, para pasearme de vez en cuando por la casa. Cuando más llegué a conocerla, más de di cuenta de los tremendos fetiches que abrumaban a la mujer. Mi adicción al sexo era ampliamente conocida, pero Aeronwen era una noble de alta cuna. Yo no ...