El pasado de un ángel caído en desgracia - Relatos Eróticos

El pasado de un ángel caído en desgracia

La ama de sucubos, Livis, regresó al prostíbulo para verme. Tras convertirme en un súcubo, me volví invisible para mis enemigos, y me dejaron de buscar. Ocurrió además que aunque no era una zorra sumisa si que me agradó más la idea de una vida sexual. Hasta que Livis regresó. Me acosté sobre la cama y me abrí de piernas para que ella pudiera entrar dentro de mí.

–Quiero que dejes de ser un súcubo, Nuriel.–dijo Livis, su polla descansaba sobre su pelvis.

–¿Por qué?–era una naturaleza que disfrutaba y a la que le había cogido su gusto.–¿Odias el producto que has creado?

–Quiero hacer mis experimentos, y quiero hacerlos contigo.

–No quiero, me gusta ser un súcubo. Todos mis demonios se han disipado, y no quiero ser parte de tus pruebas. ¿Y si sufro algún daño permanente?–me negué en rotundo, podía desear su polla, pero mi respuesta no iba a cambiar.

–Quiero descubrir los secretos de ser un súcubo, y que significa serlo de verdad. Mis investigaciones no te destruirán, ni tu mente ni a ti como persona. En todo caso desbloquearán nuestro potencial, y para eso debo hacer experimentos. Primero dejarás de serlo, para volver a convertirte y luego seguiremos investigando.

Y entonces sí entró en el coño que tanto anhelaba a Livis. Era innegable que mi cuerpo deseaba profundamente a la hermafrodita que la había convertido. Crucé mis piernas en torno a su cintura y la atraje hacia mi mientras Livis me follaba.

–Mi cuerpo te desea profundamente.–dije entre gemidos.

–¿Y entonces por qué resistirse?–dijo jadeando, tocó uno de mis pechos.

–Por que follas bien, pero para ti somos juguetes sexuales.

–¿En serio?–ella detuvo la follada en seco con mis palabras.

–Pero no pares, so cerda.

–No es la primera vez que me lo dicen, curiosamente de otra súcubo a medio convertir.

–Pero no dejes de follarme.–dije frustrada, podía seguir hablando pero después de follarme.

–Ponte en cuatro, has herido mis sentimientos.

Me puse en cuatro como ella ordenó, yo solo quería sexo así que lo hice con prontitud. Ella me agarró del cabello y entró de nuevo en mi vagina.

–Me gustan los juegos de dominación, Nuriel. Así es como soy, y debes aceptarme como tal, nunca he hecho algo que pueda hacerte daño, excepto una buena sesión de sexo cuando te convertí.

Me gustaba la Livis enfadada, me gustaba ver algo en ella que no fuera lujuria por una vez. Por mi parte me sentía feliz de ser follada, era lo único que deseaba en ese momento, que la mujer que me convirtió me follara bien. Me mordí el labio inferior y le pedí más entre gemidos mientras me penetraba incesantemente. Al estar en cuatro, Livis parecía más activa, como si estuviera en su elemento. Como súcubo no iba a tener un orgasmo hasta sentir su semen, pero desde luego me estaba taladrando de lo lindo.

–¿Quién es el juguete sexual de quien, Nuriel? Allá va zorra caprichosa, ahí tienes tu corrida.

Hundió bien su polla en mi interior, y sentí su semen eyacular en mi interior. Exploté ...