1. Se descubre una nueva ilusión 8


    Fecha: 30/03/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: piesitos, Fuente: TodoRelatos

    ... eso, Angela andaba descalza por la casa, no le importaba nada ensuciarse sus pies ya que tenía a dos esclavas para limpiárselos concienzudamente.
    
    Angela las llevó a la mesa a cuatro patas como perras que eran para atarlas a la pata de la mesa, mientras ella se ponía a desayunar. Ella les tiraba comida masticada al suelo para que la comieran, que ellas comían directamente del suelo. y cuando ella iba a tomarse el café, les escupía el café en el suelo para que lo lamieran del suelo, acostumbrándose a ese nivel de humillación y denigración para hacerlas comprender que eran esclavas y perras blancas. Angela bebía mucha agua no sólo por cumplir lo que decían los médicos, que había que beber entre 1,5 a 2 litros diarios según la OMS, sino para dar de beber a sus perras la orina más saludable posible, ya que era su obligación como su Ama y dueña. Cada 15 minutos ambos repetían su juramento de esclavos, su nombre, edad.
    
    –"Soy esclava perra de mi Ama Angela, le pertenezco y soy de su propiedad y sólo vivo para servir y obedecer a mi Ama Angela."
    
    Llegó un momento que lo repetían como autómatas memorizándolo en sus mentes, y eso era lo que quería Angela. Estaba haciendo un trabajo sobre la hipnosis humana y las formas de doblegar mentes para la universidad, ya que Angela como Lucia y Tania, eran compañeras de clase en la facultad de psicología. Angela salió varias veces a pasear para volver con sus botas sucias y otras veces descalza, para de esta manera ordenar a sus esclavas blancas, que las lamieran para dejarlas limpias. Esto era unos rituales habituales en sus procesos de sometimiento para su tesis de psicología. Pensaba que los hábitos eran lo más importantes para mantener la salud de sus perras. Era sábado cuando llamaron por teléfono, preguntando por Lucia, mientras ella lamía sus botas, y Susana estaba sentada sobre sus pies abriéndose de piernas con sus manos detrás de la cabeza y su mirada al suelo, gimiendo de placer y gusto con sus gemidos. –¡Mm, Mm, Mm! –gemía Susana. Susana llevaba un vibrador metido en su vagina junto otro en su ano, por lo que la hacía estar excitada y cachonda perdida, con sus fluidos resbalaban por sus muslos cayendo al suelo, dejándolo todo manchado. –Hola, Estefanía. –dijo Angela. –¿Qué tal está usted? –preguntó Angela. –¿Quién eres tú? –preguntó la madre de Lucia. –Soy Angela, una compañera de clase de su hija Lucia. –dijo ésta. –¡Ah! Vale. –dijo Estefanía. –¿Está mi hija en casa Angela? –preguntó ella. –¡Si, claro! –respondió Angela, pasándole el teléfono a Lucia, mientras ésta lamía sus botas, pasando la lengua por la suela, limpiándosela a conciencia. Entre cada lamida y lamida, ella respondía a su madre.
    
    –¡Hola, mamá! –dijo Lucia. –¡Hola, hija! –dijo la madre. –¿Qué tal estás? –Cómo van las clases? –preguntó su madre. –¡Van, bien, mamá! –dijo Lucia, mientras daba otra lamida a la bota. –¿Qué estás comiendo que se escucha algo raro? –preguntó la madre, con cierta incertidumbre. –¡Es un helado, que estoy ...
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