Se descubre una nueva ilusión 8 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 8

... lamiendo, mamá! –¡Vale! –respondió ésta. Estuvieron unos veinte minutos hablando, mientras Lucia, lamia las suelas de las botas de su Ama. Mientras que Susana, empezó a gemir cuando Lucia colgó el teléfono. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía Susana. Angela, subió el nivel de la vibración gradualmente hasta que Susana y Lucia, perdieron el control, corriéndose soltando sus fluidos en el suelo con convulsiones y temblores de placer y gusto, pegando un gemido final que se sintió en los pisos de al lado. –¡Aaaah, aaah, aaah! –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían ellas en voz alta, para quedarse agotadas tiradas en el suelo, sintiendo placer ya que los vibradores seguían en funcionamiento.

Angela les volvió a preguntarlas las mismas preguntas, mientras ellas gemían de placer nuevamente. –¿Quiénes sois? –¿Qué sois? –¿Quién soy? –¿Y de quién sois?

–"Soy esclava perra de mi Ama Angela, le pertenezco y soy de su propiedad y sólo vivo para servir y obedecer a mi Ama Angela."

Ellas, decían respondiéndolo con sus gemidos de placer y gusto, sin parar como en un bucle. Angela se levantó para coger las correas de sus perras, saliendo del apartamento, mientras tiraba de ellas. Ellas, la seguían sintiendo placer y gusto, ya que no les había quitado los vibradores, pero lo había bajado al mínimo para que sintieran excitación y estuvieran cachondas. Al salir por la puerta, Angela les ordenó que sólo ladraran, ya que eran perras, así que ellas, la ladraron para hacerla ver que la habían entendido. –¡Guau, guau, guau! –dijeron ambas. En eso que sale Tania con su perro, que al ver a las perras ladrando, él también, ladraba. –¡Guau, guau, guau! –ladró Alberto, que iba desnudo con su cinturón de castidad, plug anal, pulsera, brazalete y pinzas en sus pezones como ellas. –Hola, Tania. –saludó Angela, con una sonrisa. –Hola. Angela. –respondió ésta. –¡Veo que vas a sacar al perro! –dijo Angela. –Si, y veo que tú, vas a sacer a tus perras. –dijo Tania. –¡No conozco a esa perra! –dijo Tania. –Se llama Susana, es una perra muy buena. –dijo Angela. –Saluda a mi amiga Tania, Susana. –dijo Angela. –¡Guau, guau, guau! –respondió ésta. –Es muy bella, la perra. –dijo Tania. –Seguro que tienen muchos pretendientes para cruzarlos con algún perro. –dijo Tania. –Si, seguramente, pero no está en esa fase, es muy joven, así que ahora le toca vivir y disfrutar. –dijo Angela, yéndose al ascensor junto con Tania. –Además, es una perra de acogida. –dijo Angela. –Siempre, has sido muy buena persona. –dijo Tania. –¿Y hasta cuando se quedará Susana? –preguntó Tania. –Creo que la semana que viene, vendrán a por ella, para vivir en una buena familia. –dijo Angela. –me alegra entonces, por Susana. –Durante el fin de semana, la estoy adiestrando para que ella sepa lo que es ser una sumisa o dejarlo de ser. –dijo Angela. –¡Entiendo! –dijo Tania, que entró dentro del ascensor para bajar a la planta cero.

El ascensor comenzó a bajar hasta que se paró en la planta 2, abriéndose las puertas. Tanto Susana como ...