Se descubre una nueva ilusión 8 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 8

... Lucia, tenían miedo y sentía un poco avergonzadas por verse en esa situación, pero antes que se abrieran las puertas, Angela les dijo a los perros. –¡Mirad al suelo! –dijo Angela. –¡Sois esclavas, así que habéis dejado de humanos! –dijo Angela. –¡Ahora, sois unas perras esclavas mías! –dijo Angela. –¡No penséis, sólo obedeced a vuestra Ama y dueña! –ordenó Angela, imponiéndose a los miedos que ambas. Esto ayudó un poco al perro de Tania, bajando su mirada al suelo. Ellas se echaron un poco atrás para dejar espacio a las personas que entraran al ascensor. Ellos pensaban que podía haber bajado por las escaleras, aunque iba a ser más difícil, pero qué por el ascensor, se encontrarían a más gente. Estaba claro que su Ama quería, que se sintieran humilladas y denigradas públicamente ante los demás para hacer que se excitaran plenamente, y lo estaba consiguiendo, porque estaban excitadas, humedeciéndose sus coños de perras en celo. Las puertas se abrieron, entrando un grupo de chicas de esa planta, que cuando vieron lo que había, se rieron de risa algunas, pero otras se escandalizaron al ver dos chicas y un chico desnudos con un collar puestos al cuello y de rodillas como unos perros.

–¿Qué esto? –preguntó Sheila. –¿Es acaso una broma o qué? –preguntó Dalia. –No lo sé. –dijo Irene. –Es super extraño, o sea que no me lo esperaba, tías. –dijo Emma. –Desde luego, lo que hay que ver. –dijo Leticia. ­–¿Tú eres Lucia y tú eres Tania? –preguntó Susan. –Hola, chicas. –dijo Angela. –Si está es mi esclava y perra Lucia, y esta otra es Susana. –respondió Angela. –Saludad a vuestras vecinas, esclavas blancas. –ordenó Ama Angela. –¡Guau, guau, guau! –respondieron tanto Susana como Lucia, para después ladrar Alberto. –Saluda tú también, perro. –ordenó Tania. –¡Guau, guau, guau! –ladró el perro. Algunas de ellas, se rieron a carcajadas y otras miraban con curiosidad. –Tiene que ser eso de los juegos eróticos o fantasías sexuales BDSM. –dijo Esperanza. –Seguramente. –dijo Griselda. –¿Y cómo se ha sucedido todo? –preguntó Thalía. –Lo cierto, que sentían mucha excitación por ser sumisas y esclavas. –dijo Angela. –Hasta que un día, me lo propusieron como juego sexual, y aquí estamos. –dijo Angela. –Si es verdad, nos sedujo el BDSM, nos excitábamos sintiendo todas estas sensaciones, que aceptamos jugar. –dijo Tania. –Por un lado, es un tipo de sexualidad abierta sin tabú ninguno. –dijo Emma. –¿Por qué lo dices? –preguntó María. –Porque son libres de hacer lo que desean y sacar al exterior sus deseos más íntimos sin ningún prejuicio ante los demás. –dijo Sofia. Angela sacó una bolsa con algunas galletas para perros, y se las puso en sus hocicos para que éstas lo comieran. Mientras que Tania, le dio otra a su perro. –Comed, perritas. –dijo Angela, acariciándolas la cabeza. –Muy bien, perritas. –dijo Angela. Mientras que ellas decían. –¡Guau, guau, guau! Para besar sus botas delante de sus vecinas. –Saludad como corresponde a vuestras vecinas, esclavas. –ordenó Ama ...