Se descubre una nueva ilusión 8 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 8

... haciéndola desearlos. Angela movía los dedos, los levantaba y movía con movimientos sutiles. –¡Abre la boca y saca la lengua, esclava! –ordenó Ama Angela. Susana, lo hacía durante un rato, cayéndosele las babas al suelo y sus pechos hasta que Angela, fue levantando sus pies. Mientras que Susana los seguía con su mirada deseosa de lamerlos, ya que durante su estancia en ese lugar la acostumbraron a lamer y chupar tanto pies como calzados, pollas, coños, convirtiéndola en una zorra guarra asquerosa del copón. –¡No te muevas, permanece así quieta, esclava blanca! –ordenó Ama Angela, que acercaba a su cara poniéndoselos para dejarla que los oliera durante unos minutos, para luego empezar a limpiarse las plantas de sus pies con su lengua, haciéndola pensar psicológicamente que ella era un objeto con el que se limpiaba sus pies.

Realmente, era lo más denigrante que podía ser una esclava y perra blanca, ser denigrada a ser un animal y aún peor, un objeto de propiedad de otra persona, para que ella pudiera sentirse de esa manera. Angela se limpiaba sus pies con la lengua de su esclava Susana, mientras ella, jugaba restregando sus plantas por su cara, para limpiarse en ella como fuera una toalla hasta que le empezó a meter los pies en la boca para que ella los chupara, proporcionándola mucho placer y gusto al hacer eso. Angela la iba hablando psicológicamente. –¿Te gusta, esclava? –¿Qué eres, Susana? –¿Quién soy yo? –¿Y de quién eres? –dijo Ama Angela. Mientras que ella, trataba de responder, diciéndola.

–“Soy Susana Serrano Esteban, una esclava y perra blanca, usted es mi Ama Negra Angela, le pertenezco y soy de su propiedad mi Ama Negra Angela.”

–Muy bien, esclava. –dijo Ama Angela. –Sigue lamiendo y chupándome los pies con las manos a la espalda, esclava. –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –respondió Susana, sumisamente. Ella comenzó a lamerle sus pies, a chupar sus dedos y a limpiar la suciedad de los espacios entre ellos. Susana estuvo así durante quince minutos o veinte minutos hasta que Angela, tenía los pies super lamidos y lleno de babas de Susana. –¡Deja de lamer, esclava! –ordenó Ama Angela. Angela se levantó, cogiendo las correas de ambas perras, para tirar de sus cuellos para llevárselas a su habitación. –Dormiréis juntas, esclavas. –dijo Ama Angela. –Si mi Ama Anela. –respondieron ambas, acostándose en el suelo en las mantas, ya que era grande y podían abrigarse juntas. Angela, apagó las luces y se acostó, quedándose dormida profundamente. Tanto Lucia como Susana, se quedaron durmiendo ambas en pocos minutos después de dormirse su Ama y dueña. La noche transcurría muy tranquila y en calma, por lo que no tuvieron problemas para descansar ninguna de las tres, pero quizás en sus sueños hubiera fiesta sin duda alguna. Era por la mañana cuando Angela despertó, estirándose en la cama para levantar, y ver que ambas esclavas estaban de rodillas sentadas sobre sus plantas de sus pies, abriéndose de piernas con las manos detrás de la ...