Se descubre una nueva ilusión 8 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 8

... que Lucia la seguía de rodillas a cuatro patas como un perro. Una vez en la cocina, ella se puso a beber agua, cuando apareció Susana para beber un vaso de agua ya que estaba sedienta. –Hola, buenas noches Ama Angela. –dijo Susana, haciéndola una reverencia. –Hola Susana. –dijo Ama Angela, después de beber un vaso de agua mientras se enjaguaba la boca para después decirle a su esclava Lucia. –¡Abre la boca, esclava! –ordenó Ama Angela, para echarle el agua de su boca directamente en la suya. Lucia después de eso, se puso mirando al suelo, de rodillas esperando lo que su Ama decidiera hacer. Angela, cogió un vaso de agua y se lo dio a Susana. –¡Toma, bebe que debes de estar sedienta! –dijo Angela. –¡Muchas gracias Ama Angela! –dijo Susana, agradeciéndoselo con otra reverencia. –De nada, es un placer. –dijo Angela. –Además, mañana tenemos que hablar sobre lo que vas hacer en tu vida. –dijo Angela. –Porque tienes menos años que yo, y desde luego debes de terminar el instituto, labrándote un porvenir para el futuro. –Si, Ama Angela. –dijo Susana. –¡Veo que tienes los pies muy sucios! –dijo Angela. –Mira, ¿Lucia te gustan sus pies? –preguntó Ama Angela. –Si, mi Ama Angela, son bonitos. –respondió Lucia. –¡Lámeselos, esclava! –ordenó Ama Angela. Lucia se acercó a sus pies para hacerla la reverencia, besándola sus pies para después empezar a lamerle sus plantas, chupándole los dedos y lamiendo entre los dedos de sus pies. Susana empezaba a sentir placer por la adoración que le estaba haciendo Lucia, limpiándole sus pies sucios, de andar descalza por el local como esclava sexual. Susana los tenía negros, pero Lucia estaba en el cielo, sintiéndose humillada, denigrada y vejada por lamerle los pies a otra esclava y perra blanca, sintiéndose más baja y vulgar que podía. Tanto era su placer que estaba excitada y mojándose los muslos con sus fluidos, chorreando el suelo. Susana estaba excitada y poniéndose cachonda, aunque no lo quisiera ella hacer, había estado en ese club trabajando como una esclava sexual, que llegó a gustarle y a disfrutarlo, por lo que empezó a chorrear sus fluidos al suelo, gimiendo de placer y gusto. Realmente, Lucia sabía lamer los pies muy bien, pero ver esa escena que ella había hecho muchas veces, al hacérselo a ella, explotó corriéndose, mirando los pies de Angela.

Angela se dio cuenta así que cuando Lucia, terminó de lamerle los pies, se volvió a ponerse de nuevo en la posición de esclava con la mirada al suelo. Angela, puso sus pies encima de las rodillas de Susana, quedando a unos centímetros de su cara, llegándole su olor, excitándose nuevamente. Mientras tenía la boca abierta cayendo la baba al suelo. –¡Ya sabes, lo que debes hacer esclava! –dijo Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –dijo Susana, poniéndose de rodillas abriéndose de piernas con las manos detrás de la espalda y con su mirada al suelo. –¡Mira a mis pies negros, esclava! –ordenó Ama Angela. Ella los miraba atentamente, mientras que Angela los movía seduciéndola, ...