Se descubre una nueva ilusión 8 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 8

... voy a pasar por la empresa para que cojas tus cosas, para acercarte a tu casa. –dijo Angela. –¡Muchas gracias Ama Angela! –respondió Lorena, con lágrimas en sus ojos hasta que se le veía mucho más calmada. Llegaron a la empresa, abriendo las puertas Angela, ella cogió su ropa del vestíbulo del edificio para cerrarlo detrás. Las tres se subieron en el coche para llevar a Lorena a su casa, una vez que la dejó, asegurándose de que entraba por la puerta, se marchó para su casa, llegando no muy tarde después de las doce de la noche. Ellas iniciaron el camino hacia su casa, donde iba a quedarse Susana, en la habitación con ella, ya que las otras dos eran de las compañeras de Lucia, que aún no había venido, pero faltaban unos meses para que acabará el semestre.

Lucia estaba desnuda de rodillas a cuatro patas, sentada sobre sus plantas de sus pies, agachada con la cabeza y sus manos pegadas al suelo, esperando a su Ama Angela. –Hola, esclava. –dijo Ama Angela al pasar a su casa, –Hola mi Ama Angela, buenas noches tenga mi Ama Angela. –Te presento a Susana, es una amiga que necesita ayuda, esclava. –dijo Ama Angela. –Es un placer, conocerla, mi Ama Angela, que sea bienvenida. –respondió Lucia, sumisamente. –Ésta es Lucia, mi compañera de piso. –Hola, Lucia. –dijo Susana. –Hola, Susana. –respondió ella. –Como queda libre, la habitación tuya, ya que tu duermes en la mía, Susana dormirá en tu habitación, esclava. –ordenó Ama Angela. –Si, mi Ama Angela como lo ordene. –dijo Lucia. Susana se sentó en la cama, pensando para luego meterse en la cama de Lucia, para dormir por primera vez en meses, con una tranquila y con una paz plenas. Mientras que Angela tirando de la correa de Lucia se metían en su habitación para dormir. Angela, se sentó en la cama, dejando las botas en el aire dando esa oportunidad a Lucia para empezar a besarlas y limpiárselas con la lengua hasta que comenzó a limpiarle las suelas de sus botas, dejándoselas muy limpias. Después de tenerla lamiéndola sus botas cinco o seis veces, se empezó a descalzar dejando sus pies a la vista de su esclava Lucia. –¡Pon las manos a la espalda, esclava! –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –respondió la esclava Lucia, obedeciendo las órdenes de su Ama. Angela estuvo, poniendo las plantas de sus pies a unos pocos centímetros de su cara, por lo que Lucia podía oler sus pies, pero no podía besarlos o lamérselos sin su orden de su Ama y dueña. Angela movía sus pies junto con sus dedos para excitar y poner cachonda a Lucia, cosa que estaba logrando, porque al estar abriéndose de piernas, mirando sus pies, se podía ver lo mojada que estaba manchando el suelo. Lucia estaba muy excitada y cachonda, mojándose sus muslos junto al suelo, y ella no sabía si podía aguantar mucho más tiempo de seducción.

Angela se levantó, haciendo un chasquido de los dedos para darle a entender a Lucia, que debía de seguirla. Angela salía de la habitación pasando por el salón para irse a la cocina a por un vaso de agua, mientras ...