Soy una pervertida sexual ¿y qué? - Relatos Eróticos

Soy una pervertida sexual ¿y qué?

... ganas de gritar, pero de la misma manera, sentía ganas de saber que iba a pasar. Vi que llevaba un sobre en la mano y de él sacó unas fotografías y me las dio ¡eran fotografías sacadas de las cámaras y de alguna cámara desconocida por mi!, porque en ellas se veía como Javier me estaba follando sobre la mesa, cómo me desnudaba yo voluntariamente junto a la moto, cómo le sonreía, cómo follaba con él en el ascensor con unas medias de rejilla, cómo le abrazaba y besaba apasionadamente y otras más ¡en mi cama! Esas fotos me estaban calentando y mi cabeza asociaba esas fotos y follaje, a la falta de mi vello púbico, al esperma seco en mi vagina esa mañana, y en las sábanas, muy posteriores a mi ducha. Cuando dejé de ver las fotografías y miré a Javier, este estaba desnudo de cintura abajo y su enorme y gruesa polla estaba a pocos centímetros de mí ¡acojonante! ¡ahora ya sabía quién me provocó el dolor en mi coño y quién se derramó en mi vagina varias veces esa noche! Al ver que me iba a follar, yo cerré las piernas y crucé fuertemente mis brazos, Javier no hizo nada, solo me dijo:

--Vamos a ver Adriana ¿no quedó anoche todo lo suficientemente claro para que seas mi puta? Porque a mí no me gusta perder el tiempo, o te follo cuando quiera y como quiera, o envío a tu padre, tu madre y tus abuelos maternos, todos los videos de las cámaras con tus amigos, tus amigas, vuestras orgias y ya sabes que pasará, policía, jueces y seguro que cárcel para tu padre y algunos/as más. Y no tengo tiempo que perder. Tú vas a ser mi puta, mi cerda, mi obra maestra, mi SUMISA TOTAL, yo tu puto AMO y vas a hacer tales cosas que ni las mas pervertidas putas del puerto las harían ni pagándoles con oro. Y encima disfrutarás.

Recordé de golpe todo lo hablado la noche anterior, descrucé mis manos sobre mis pechos, despasé mi chaquetita y separé mis piernas y me quedé mirando aquel inmenso pedazo de carne, pero no tuve miedo a que me lo introdujese. Las primeras veces nunca me dio miedo esa polla, días después la deseaba con lujuria, y pocas semanas más tarde hubiese dado mi vida para que me follase a lo bestia las 24 horas del día, vagina, culo y boca.

Con la ayuda de sus malditas gotas desconocidas por mí y sin ninguna oposición por mi parte, empecé a convertirme en su puta esclava sexual, totalmente sumisa a todos sus deseos, vicios y necesidades perversas. Se arrodilló en el sofá, me abrió más las piernas y agarrándolas me acercó, a él y de repente me dice:

--Espera, te vas a correr varias veces y mi leche es mucha y vamos a manchar demasiado el sofá. Voy a por unas toallas.

Volvió con dos toallas grandes de baño, dobló las dos bajo la altura de mi coño y repitiendo lo que os he dicho antes, puso mis piernas sobre sus hombros, apoyó su gran cabeza en la entrada de mi vagina y la empezó a meter. El miedo o lo que fuese que tuviese la noche anterior, ya no lo tuve y fui totalmente consciente de todo lo que estaba pasando y sobre todo, de mi aceptación total a la ...