Soy una pervertida sexual ¿y qué? - Relatos Eróticos

Soy una pervertida sexual ¿y qué?

Parece ser, que en este mundo nuestro priman solo dos conceptos: bueno-malo, blanco-negro, dulce-salado, buena chica o directamente puta. Pues bien, sabiendo de sobra la enorme escala de grises que hay entre dos principios elementales, yo elegí por designio y por ignorancia, uno de valor supremo, no solo ser puta, sino una de las putas más pervertidas que fuese posible. Y para serlo, elegí al propio conserje de noche de mi finca ¿o fue él quien me eligió a mí? Bueno, sigo sin tenerlo claro, pero aunque no lo hice demasiado voluntariamente, yo me entregué a las pasiones, a los vicios, y a todos los caprichos del conserje. Él traspasó sus perversiones a mí, yo las multipliqué, y ahora soy lo que soy.

Hasta los 15 años fui una chica rebelde a veces, pasota otras, y regular estudiante excepto en los idiomas que me encantaban y me encantan. Fumaba de vez en cuando con las amigas, incluso puros que nos traía una de ellas para fumarlos entre todas y cogíamos unos pedos enormes por tragarnos a veces el humo, pero de sexo, solo lo que hablábamos entre nosotras, y algunas miradas lascivas a nuestros cuerpos desnudos en las duchas colectivas deportivas, con cierto deseo de poseerlos.

Por nuestros padres y amadas monjas, teníamos cierto miedo a mantener relaciones sexuales entre las más íntimas de nosotras, pero ninguna vergüenza de mostrar nuestros cuerpos, dejarnos tocar, besarnos, y en unas pocas ocasiones, masturbarnos mutuamente, lo que hacía que al corrernos, nos volviéramos rojas de tantos sentimientos placenteros y que nuestro cerebro nos decía ¡ataca!, pero que nuestra educación social no nos dejaba. Con lo que os podéis imaginar el hambre de liberarnos sexualmente que teníamos y llegar, tanto en hombres como en mujeres, hasta las últimas consecuencias.

Y así finalicé la ESO, época en la que todo cambió. Mi padre fue ascendido en la multinacional que trabaja. Mi madre, que es una neurótica, pidió el divorcio porque no quería irse del lado de su madre, ni de sus aburridas y golfas amigas, y después de meditarlo mucho, yo elegí vivir con mi padre. Era muy liberal, viajaba mucho al extranjero por su trabajo con estancias incluso de 3 y 4 semanas, y hablaba fluidamente 5 idiomas, lo que me convenía a mí en esas dos vertientes, estar mucho tiempo sola en una gran ciudad sin control paternal, y poder aprender de él. Y ya sabéis, cambio de ciudad significa de casa, solo que nuestra nueva casa disponía de un conserje muy cabrón, pervertido y sin escrúpulos. Aunque esto no entraba en la hipoteca.

Hola a todos, me llamó Adriana, soy alta, 178, delgada pero fuerte, maravillosas tetas naturales, y con un cuerpo en el que no sé lo que es la grasa. No me interesaban los estudios universitarios clásicos y al final, me decidí por la Facultad de Deportes (he practicado varios). Soy actualmente dueña de un gimnasio solo para mujeres que deseen una buena formación en artes marciales, musculación, culturismo, pre y post embarazo, y sobre todo, me encantan ...