Soy una pervertida sexual ¿y qué? - Relatos Eróticos

Soy una pervertida sexual ¿y qué?

... aquellas mujeres que son viciosas y que aman y se entregan al sexo con todas sus variantes. Y aunque no lo he dicho, soy profundamente bisexual.

Anexo al gimnasio, tengo una tienda de ropa deportiva femenina, lencería sexi, toda clase de ropa informal provocativa y además, con entrada desde la tienda (más discreto) y desde la propia calle, uno de los mayores sex-shops con un departamento muy especializado en BDSM. Aunque en realidad, lo más interesante del mismo, es el club privado de contactos sexuales a todos los niveles y solo para gente viciosa, pervertida y con ganas de pagar o de cobrar dinero, mucho dinero, para satisfacer toda clase de los múltiples deseos y vicios que se tengan, sean los que sean y siempre que los paguen bien, muy bien.

La finca donde mi padre compró un precioso ático con amplia terraza, es uno de esos modernos Residenciales, con 4 torres, unas 180 viviendas, jardines, dos piscinas, local social, pequeño gimnasio, 2 sótanos de aparcamiento para unos 300 coches con trasteros y una zona para 25 motos, y todo muy bien comunicado con el centro de la ciudad. Mi padre compró 3 aparcamientos y uno de motos para mí. El Residencial (lo llamaré así) estaba controlado por 3 conserjes las 24 horas del día y Javier, el conserje nocturno, es mi hombre. Tenía 52 años, algo más alto que yo entonces, unos 110 kg de peso, muy fuerte, pero sobre todo, muy animal. Un neandertal de pura cepa.

Cerebro el justo y solo dedicado a cubrir sus instintos más básicos sin importar las consecuencias, sobre todo las ajenas. Venía del mundo de la albañilería, por lo que muchos vecinos le contrataban durante sus horas libres para chapucitas, ya que un accidente laboral le fastidió la rodilla derecha, por lo que la constructora le nombró guarda nocturno y al terminar las viviendas, pasó a conserje nocturno a petición propia.

Ahora bien, ¿qué tenía este hombre de especial? Pues tres cosas: a) unos instintos sexuales salvajes, b) que en algunas casas que hacia chapucillas ponía micro-cámaras para vigilar a las mujeres deseadas y luego chantajearlas, y sobre todo, c) tenía unas gotitas muy especiales que le traía desde Brasil uno de sus "socios" en el negocio del sexo paralelo que se montaron. Si además añadís una polla de 26 cm y de unos 4 cm de diámetro, pues... pues eso es todo.

Pero no nos adelantemos. Nueva ciudad y nueva casa es también nuevo cole y nuevas amigas, Y yo empecé a estudiar a mis compañeras y ellas a mí, y conseguí que la más golfa de todas, Marisé, se fijase en mi cuerpazo, mis labios (besar con lengua la volvía loca) y en mis tetas, y ante ellas me hice la golfa “con experiencia” y conseguí que Marisé, viniese una tarde a mi casa en ausencia de mi padre. Y pasó lo que pasó. Nos follamos a tope y nos pusimos hasta arriba de “maría” con unos porros de ensueño.

Y es a partir de aquí, a la entrada de la universidad, cuando yo empecé a conocer más a Javier, el conserje nocturno. Por mis nuevos horarios y los contactos con ...