Soy una pervertida sexual ¿y qué? - Relatos Eróticos

Soy una pervertida sexual ¿y qué?

... deseando ser follada ya. Al llegar a la conserjería del garaje, en la puerta estaba Javier riéndose y que al verme me dijo:

--Así me gustan las putas, obedientes y solícitas a cumplir las órdenes de su verdadero dueño, y ahora ven aquí dentro que nos vamos a divertir.

Cuando salí de mi vivienda de esa manera desnuda, al subir al ascensor para ir al encuentro de Javier, un impulso enorme penetró en mi cerebro para no hacerle caso, volver a casa y llamar a la policía y a mi padre. Pero dentro de mi algo me bloqueaba y no sabía en qué sentido obrar ¿me dejaba follar y convertirme en una pervertida sexual, o le denunciaba? Y fue así cómo llegué al encuentro nocturno con Javier. Hecha un mar de dudas, pero cumpliendo sus deseos y deseando ser usada, más que usada, multiusada.

Nada más entrar en el interior, cerró la puerta de la conserjería, me volcó sobre la pequeña mesa donde estaba el teclado del PC y el aparato intercambiador de imágenes que apartó, y así tumbada sobre la mesa, se bajó los pantalones, apoyó el glande de su enorme y gruesa polla sobre mi vagina, y en dos o tres intentos me metió toda la que pudo mientras me tapaba la boca para que no se oyesen mis gritos por esa brutal penetración. Y digo que me metió la que pudo, porque toda su enorme longitud no cabía dentro de mí, al menos por ese agujero. Las paredes de mi matriz son las que soportaron los duros embates de Javier penetrándome una y otra vez.

Yo solo recuerdo toda esa escena entre brumas sollozantes y nebulosas. No sé si me hizo daño. No sé si disfruté o no. No sé lo gorda que era y la brutal dilatación vaginal que me produjo. Lo único que recuerdo es que por el culo no me la metió, porque cuando terminó de correrse dentro de mí y mientras se limpiaba y se subía los pantalones, me dijo:

--Tu culo te lo romperé dentro de unos días y en tu casa. Eres muy estrecha para hacerlo aquí y en tu casa estaremos más cómodos, y si sangras, ya llevaré yo unas cremas que me permitirán volvértelo a follar al día siguiente, y en un par de semanas, estarás ya preparada para ser usada por los otros, que serán los que te enseñaran a complacer todos sus deseos, los deseos de tus futuros y pervertidos clientes y te llenarán de vicios. Te has portado muy bien, estoy seguro que vamos a ser felices muchos años, y realmente voy a hacer de ti una chica multiusos. Y ahora tómate esta copita, te animará.

Lo que yo no sabía, es que en esa copita había puesto dentro unas gotas. Y las copitas y gotas que me iba a tomar en nuestros encuentros sexuales los siguientes días y las siguientes semanas, iban a multiplicar mis deseos de follar sin limitaciones y anular cualquier barrera ética y moral que se pusiera ante ellos convirtiéndome en una ninfómana salvaje. Me dijo que ya podía marcharme y me devolvió la llave del armarito donde estaba mi ropa que no recogí, y así, con las medias por las rodillas y chorreando semen, sudada, desmaquillada y despeinada, volví a hacer el mismo recorrido, y otra ...