No sombras de gris, sino mas negro que la noche. - Relatos Eróticos

No sombras de gris, sino mas negro que la noche.

... vida social junto con actividades religiosas los domingos.

Asistían a reuniones familiares y paulatinamente y para sorpresa del amo Ponciano, la esposa dejó de tomar tranquilizantes e inició a asistir al gym, recobrando una satisfactoria silueta de acuerdo con su edad.

A Ponciano, no le agradaba mucho aquel cambio ya que se trataba de un hombre sumamente celoso y posesivo; además, la señora con su mejor estado de alerta podía llegar a descubrir sus ocultos juegos.

Todo mundo estaba al tanto de la vida adormilada por los estupefacientes de la mujer, prescritos por un psiquiatra; ante la queja del esposo de una depresión crónica de ella; mientras que el marido ponderaba la vida virtuosa de aquella intachable dama que había sacrificado toda su juventud a formar una buena familia.

El amo Ponciano, sentía ser un doble ganador en la vida y se ufanaba de ello: Por un lado, poseía a una excelente mujer como esposa ejemplar, a quien el amo Ponciano exhibía como un trofeo de virtud y rectitud ante la sociedad y por el otro, en la oscuridad de un sótano, ocultaba sus tendencias sexuales desfogándolas con otras mujeres como en el caso de la sirvienta y alardeando de ello con ciertos amigos.

El hombre tenía una enorme colección de videos y fotos bien ocultas como trofeos de sus llamadas por el mismo: “Putas ocasionales quienes estaban hechas únicamente para el disfrute sexual”, e indignas de ser esposas como la que el hombre gracias a Dios tenía.

En cierta ocasión, en que el amo Ponciano fue enviado a una convención a Acapulco, llevó consigo a su bella joven amante en turno, misma a quien, paso a paso la iba introduciendo mediante remuneración económica, al mundo del sadomasoquismo; pero quien no le llegaba “ni a los talones” a la adorable sirvienta.

El hombre, estuvo toda una semana en Acapulco disfrutando de la buena vida que se desparramaba como un manto celestial sobre su cabeza y la cual, el amo Ponciano la sentía como un premio por ser un buen padre, ejemplar esposo religioso y eficiente trabajador.

Nadie sospechaba de su doble vida.

Cuando el amo Ponciano regreso a su casa de Acapulco, observó que su ahora atractiva mujer no se encontraba y angustiado la buscó por diferentes partes de la casa sin éxito.

Súbitamente, al pasar cerca del sótano, observó la puerta abierta y acercándose, alcanzo a escuchar los sonidos clásicos de los azotes sobre el cuerpo de alguna mujer y los gritos suplicando clemencia.

El amo Ponciano sintió que el mundo se le venía encima y descendiendo lentamente las escaleras de madera, entre el crujir de ellas, llegó hasta abajo y atónito, observo en un video que se repetía una y otra vez sin cesar, a su mujer con sus enormes nalgas apuntando hacia arriba y a su bella exempleada doméstica, vestida sensualmente de dominatrix con un corsé de látex negro, medias de red tambien negras y botas arriba de las rodillas; utilizando el mismo látigo conque ella era azotada por el amo Ponciano.

Muy ...