La Muñeca de Goma - Relatos Eróticos

La Muñeca de Goma

... podía aceptar cualquier degradación, siempre y cuando no se detuviese.

"Ok, probemos esta parte. Córrete."

Chelsea se retorció en la polla de su usuario mientras el orgasmo se extendía a través de ella, incluso más fuerte que la última vez. Hace tiempo que no era virgen, había tenido sexo regularmente, y llegado al orgasmo a menudo, pero nunca a uno así. Su orgasmo como muñeca de goma fue diez veces más intenso que cualquier cosa que hubiese sentido antes.

Si así es como se sentía Vera, no es de extrañar que se hubiese acostumbrado tan rápido a su nueva vida. Renunciar al libre albedrío por orgasmos como este se sentía como algo más que un comercio justo; en todo caso, la muñeca de goma estaba obteniendo la mejor parte del trato.

"Ok, 324, siéntete libre de correrte tantas veces como quieras hasta que haya terminado. Vamos".

El hombre comenzó a empujar realmente en el cuerpo de Chelsea y ella explotó en un segundo orgasmo, luego en un tercero. Mientras se recuperaba de esos orgasmos, se dio cuenta de que su usuario no tenía intención de detenerse pronto y descubrió que podía moverse lo suficiente dentro de su posición forzada para follar contra su polla, llevándola más profundo que nunca. Pronto se corrió una cuarta vez, luego una quinta.

"Creo que has pasado esta prueba, 324", dijo el hombre. "Es hora de terminar. ¡córrete conmigo!"

Chelsea sintió que otro protocolo de su programación de muñeca de goma se activó cuando el hombre disparó su semen dentro de su cuerpo y se dio cuenta de que estaba corriéndose automáticamente para hacerlo junto con su usuario.

Pasaron minutos antes de que el hombre se levantase.

"En pie, 324", dijo el hombre, y Chelsea se levantó, tranquila y lista para cualquier nueva orden, incluso mientras su cuerpo todavía temblaba interiormente de placer.

"Muy bien. Es hora de enviarte a la zona de ventas".

Chelsea no podía sonreír en su protocolo de espera, pero quería hacerlo, la idea de ser comprada por un hombre para hacer esto una y otra vez con él ahora es el mejor concepto del que había oído hablar. Ella era mercancía, propiedad para ser usada por los hombres, y todo en lo que podía pensar era en lo cachonda que eso la ponía.

"En la caja, 324", dijo el hombre y Chelsea entró en una caja larga, rosa y púrpura como un poco de empaque de Barbie de tamaño natural, que era apropiado para la venta de una muñeca viva, supuso.

Chelsea se dio la vuelta y miró hacia la habitación, viendo al hombre que la había usado por primera vez. Era un pequeño empleado anodino, pero la alegría irradiaba a través de ella al verle. aceptando su protocolo principal para complacer a los hombres de todo corazón.

"No te preocupes, 324", dijo el hombre mientras se alejaba. "Serás comprada rápidamente. Disfruta de tu nueva vida".

Cerró el frente de la caja, encerrándola en la oscuridad. Chelsea cerró los ojos dentro de su máscara opaca, luego jadeó en silencio cuando una vibración constante de su coño ...