La Muñeca de Goma - Relatos Eróticos

La Muñeca de Goma

(Nueva traducción de un relato de CollaredSlutGirl y su utopico mundo de esclavitud femenina. Apenas quedan cuatro historias que trascurren en este mundo, aunque todavia hay muchas más que tienen lugar en los otros diferentes mundos que ya he ido presentando aquí.

Gracias por leer estas traducciones, por vuestros comentarios y valoraciones)

Historia 31 – La Muñeca de Goma

Cuando Chelsea se despertó por primera vez, asumió que tenía resaca. Su boca se sentía extraña, como si estuviese cubierta por alguna sustancia extraña. Sus extremidades se sentían pesadas, sus manos y pies descoordinados. Su cabeza se sentía extraña, como si estuviese envuelta en algo apretado y confinado, y su vista, mientras luchaba por abrir los ojos, estaba tenue y nublada.

Pero cuando la conciencia realmente comenzó a resurgir, recordó que nunca había tenido una resaca como esta y se sentó dónde estaba sobre un blanco (pensó que era blanco, pero todo le parecía oscuro, como si llevase un par de gruesas gafas de sol puestas) piso de baldosas y notó que tenía algo sobre la piel.

Y luego el pánico se instaló en su mente cuando se dio cuenta de que lo que al principio pensó que era algún tipo de vestido, de alguna manera, ¡ERA SU PIEL!

Se puso de pie demasiado rápido y se balanceó sobre sus piernas inestables, que estaban cubiertas, como el resto de ella, con una especie de sustancia oscura y gomosa. Sin embargo, podía sentir cada sensación en su cuerpo como si estuviese completamente desnuda, como si este: ¿mono? ¿leotardo? ¿traje? — hubiese reemplazado toda su extensión de piel.

Miró sus manos, oscurecidas ligeramente por el tinte oscuro de su visión defectuosa, y notó que no tenía dedos visibles; la sustancia oscura y gomosa que la cubría de la cabeza a los pies había cubierto sus manos en una franja, dándole mitones sin dedos para las manos. Sus pies estaban de la misma manera, sus dedos perdidos en la extensión de las cosas.

Su cabeza era la peor parte. Se tocó la cabeza y se dio cuenta de que incluso eso estaba cubierto por la extraña sustancia, lo que de alguna manera explicaba sus problemas de visión. Su cabeza estaba lisa como un huevo, su cabello completamente desaparecido debajo de la cubierta sin rasgos de esta segunda piel. Sus ojos estaban completamente oscurecidos, cubiertos por la sustancia, pero de alguna manera podía ver. Su nariz estaba en situación similar; no había aberturas para sus fosas nasales, pero aun así podía respirar, pensó, aunque tratando de concentrarse en su propia respiración, no sintió nada de ninguna manera.

Su boca, sin embargo, todavía estaba allí, capaz de abrirse y cerrarse, aunque sus dientes estaban cubiertos de esa cosa. También su lengua, se dio cuenta. Podía moverla pero no sentía nada, su lengua reducida a un apéndice que se movía sin ningún propósito. Se preguntó hasta dónde llegaban las cosas y luego rápidamente descartó el pensamiento ante el pánico que le asaltó de nuevo.

Trató de gritar, solo ...