La casera enviciada (1/4) - Relatos Eróticos

La casera enviciada (1/4)

... luego me esforcé en levantar mi pelvis en el aire, imitando a Anna… Cuando imaginé que un látigo me golpeaba el pubis, metí mis dedos profundamente dentro de mi coño y me jodí con implacable vigor... En poco tiempo mis caderas se sacudieron con el orgasmo más intenso que jamás había experimentado... Luego, mientras permanecía acostada allí, sentí mi cuerpo con un sudor cálido y agradable… Y caí en un sueño profundo y reparador.

Cuando me desperté por la mañana, no estaba segura de si todo había sido real o un sueño… Pero en el fondo lo sabía y me sentía asqueada conmigo misma... No me había masturbado desde que era un adolescente fantaseando con un amor imposible.

Después de tomar dos tazas de café muy fuerte, sentí que mi mente volvía a su estado normal y bien ordenada... Revisé mi estado de cuenta bancario por Internet y noté que el alquiler de Ewan y Anna había pasado, aunque dos días tarde.

Una pequeña voz en mi cabeza me dijo que lo olvidara, que no me preocupara por el retraso en el pago… Pero ese no era mi estilo... Ni perdono, ni olvido... Si dejo que se salgan con la suya ahora, pensarán que pueden repetirlo otras veces.

Miré mi reloj… Eran poco más de las 9.30 de la mañana y decidí telefonear de inmediato y aclarar el hecho de que era mejor que pagasen puntualmente o los echaría a la calle... Trataría este asunto por teléfono en lugar de hacerlo en persona, dado lo que había visto el día anterior.

El teléfono sonó durante lo que pareció una eternidad antes de que una voz somnolienta me saludara al otro lado... Era Ewan… Le dije que hablaba la señora Brown, su casera… Ewan no pareció impresionado y no dijo nada.

- “El pago de tu alquiler se retrasó 2 días”, le dije enojada.

- “Ya se lo pagué, señora”, fue la respuesta de Ewan.

- “Escucha… Tengo por norma, como te dije, que el alquiler debe pagarse en la fecha de vencimiento, no cuando te venga en gana pagarlo”, exploté irritada.

- “Y si no lo hago, ¿qué pasa?”, me contestó lejos de estar preocupado por mis palabras de amenaza.

- “¿Qué?”, grité, incrédula de que incluso pudiera pensar en hacerme esa pregunta.

Sin darme la oportunidad de responder a su pregunta, me dijo:

- “¿Los propietarios pueden entrar a una casa de inquilinos sin tener primero permiso?”… La pregunta de Ewan se expresó con confianza y autoridad.

Se me heló la sangre… Seguramente sabía que había entrado en su casa ayer y fui testigo de sus sórdidas actividades sexuales.

Inusualmente para mí, estaba nerviosa e insegura de qué responder.

- “¿Qué me dice a mi pregunta?”, dijo como disfrutando de ello.

Colgué... Estaba temblando de ira porque me había tratado con desprecio y descarado... Pero bajo mi ira, estaba profundamente preocupada por su pregunta…‘¿Por qué me lo había preguntado?... No creo que hubiera continuado de esa manera tan descarada si hubiera sabido que alguien les estaba mirando’, pensé

Gradualmente, mi vida se tranquilizó en los siguientes días y bloqueé con ...