La casera enviciada (1/4) - Relatos Eróticos

La casera enviciada (1/4)

... pubis.

Sucedió tan rápido que salté de miedo cuando Anna dejó escapar un aullido de angustia cuando el látigo la golpeo duramente... Un verdugón rojo feo apareció rápidamente, claramente visible incluso a través de su rubio vello púbico… Había bajado las nalgas hacia la cama y estaba haciendo una mueca de dolor.

‘¿Cómo puede Diana permitir ser sometida a un acto tan sádico?’, me pregunte… Estaba totalmente confundida... Lo que estaba presenciando era bárbaro y seguramente nadie se sometería voluntariamente a tal dolor… Sin embargo, había visto muy claramente con mis propios ojos lo excitada sexualmente que estaba Anna.

- “¡Arriba!”, le exigió Ewan de nuevo, apoyando el látigo provocativamente en su montículo púbico.

Anna dudó por unos momentos… Luego, para mi completo asombro, tensó los músculos de las piernas para elevar nuevamente las caderas de la cama.

El látigo golpeó por segunda vez, entrecruzando el verdugón existente… Y de nuevo Anna gritó en un sollozo de dolor.

El sudor ahora corría por mi frente hacia mis ojos y mi visión se volvía borrosa a pesar del hecho de que constantemente parpadeaba… Decidí que era hora de iniciar una retirada apresurada, aunque sabía en el fondo que un impulso primitivo me decía que me quedara.

Lentamente salí al pasillo y ví la puerta del apartamento abierta… La cerré muy silenciosamente detrás de mí... Casi corrí por el camino hasta llegar a mi coche… Sbriendo rápidamente la puerta y me metí dentro… Me sequé el sudor de los ojos y al mirarme en el espejo vi que mi cara estaba sonrojada como nunca antes había visto, y luché por frenar mi corazón palpitante... Sentí como si acabara de correr una maratón.

Una ola de repulsión me invadió de repente… Me sentí mal por mi propia conducta… ‘¿Cómo podría haberme quedado allí contemplando ese acto pervertido?’, pensé… Sacudí la cabeza con desconcierto... Resolví bloquear todo el incidente y no volver a pensar en ello… Soy buena para bloquear las emociones que obstruyen mi mente y no contribuyen a mi personalidad de éxito.

Sin embargo, no sé por qué, esa noche fracasé en bloquear mi mente de los hechos que había presenciado... Mi cerebro seguía reproduciendo las escenas que había visto... Al final, frustrada, decidí tomar una pastilla para dormir y acostarme temprano, sabiendo que me sentiría mucho mejor después de una buena noche de sueño.

Una vez en la cama, me concentré en el diario financiero que estaba leyendo… Afortunadamente sentí que mis ojos se cerraban... Pero una hora después estaba despierta, con la cabeza aturdida por la fuerte pastilla para dormir que había tomado... Todavía recordaba la escena repugnante de Anna y notaba mi cuerpo excitado.

Casi sin saberlo, permití que una de mis manos bajara hacia mi vagina... Estaba muy mojada... Cuando mis dedos tocaron mi clítoris, sentí una corriente eléctrica corriendo por mi cuerpo.

Como si siguiera una orden secreta desde el fondo de mi cerebro, abrí mis piernas de par en par y ...