La casera enviciada (1/4) - Relatos Eróticos

La casera enviciada (1/4)

La casera enviciada (1/4)

Capitulo 1.- La trampa está colocada para que ella caiga

Me llamo Lian Brown... Soy una mujer divorciada de 42 años... Estoy orgullosa de lo que he logrado… Después de mi divorcio hace 7 años, me dediqué a la inversión inmobiliaria... Ahora tengo 16 casas en propiedad, que alquilo y mi patrimonio es de más de un millón de dólares… He de reconocer que no fui buena esposa por ser demasiado exigente, celosa y asfixiante.

Soy implacable con mis inquilinos y no tengo tiempo para sus historias de mala suerte… Si no pagan el alquiler a tiempo van a la calle... Como mujer, no muestro debilidad o compasión, ya que siempre hay personas que esperan aprovecharse de una.

Una vez que conocen lo dura que soy, lo que les voy a contar parece ser increíble, pero no le es, en absoluto… Ahora, muchos meses después de lo que me sucedió, mi mente todavía gira con confusión.

Absorta en mi negocio, dejé de tener vida privada y aunque tuve algunas aventuras amorosas duraron apenas unas pocas semanas y los pocos amigos que tenía también se desvanecieron.

Recuerdo que mi historia comenzó un día 16 de abril … La alarma del despertador sonó a las 7,30 h… Me levanté, le dí de comer al gato, me duché, me vestí y desayune mientras leía la sección financiera del periódico... Es la única parte del periódico que leo… No estoy interesada en leer sobre la política mezquina o las hazañas de los deportistas sobrepasados por los esteroides.

A las 9 h., me siento ante mi ordenador y compruebo mi extracto bancario para comprobar el saldo y asegurarme de que se hayan pagado todos los alquileres.

Mi sangre comienza a hervir cuando noto que el alquiler de 20 Lombard Road está sin pagar... Los inquilinos son una pareja joven, Ewan y Anna, ambos en la adolescencia… Sabía que alquilarles este apartamento fue un error mío… Normalmente no quiero inquilinos jóvenes, ya que son muy irresponsables en estos tiempos… Las drogas, el alcohol y el sexo parecen ser su único objetivo.

Sin embargo, Ewan y Anna eran una pareja joven atractiva, educada, de buena presentada, y aunque ambos todavía eran estudiantes, tenían trabajos a tiempo parcial y me aseguraron que no habría problemas con el contrato de arrendamiento.

Qué tonta fui… Odiaba que me demostraran que estaba equivocada... Estos jóvenes se habrán ido dentro de una semana, resolví… No llamo por teléfono, ya que les da a mis inquilinos la oportunidad de contarme una triste historia... Yo prefiero llamar a la puerta.

Era tarde cuando aparqué mi deportivo Mercedes ante 20 Lombard Road, el viejo coche de Ewan y Anna estaba estacionado ahí, así que sabía que estaban en casa… Con paso firme, me acerqué a la puerta y llamé… No hubo respuesta... Golpeé de nuevo, más y más fuerte… Y tampoco hubo respuesta… A estas alturas me puse irritada.

Llamé por tercera vez, lo suficientemente fuerte como para despertar a los muertos... Y de nuevo, no obtuve respuesta... Frustrada, empujé la puerta y vi que ...