1. Mi Ama me convirtió en un perro


    Fecha: 14/02/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: TodoRelatos

    ... me acerqué a ti y comencé a llamar tu atención dando vueltas, metiendo mi cabeza entre tus piernas y tratando de ladrar. Al rato dejaste el portátil y me preguntaste:
    
    “¿Qué pasa chucho? ¿Qué quieres?”
    
    Seguro de tu atención, repetí mis movimientos. Fui a cuatro patas hacia el bebedero y coloqué mis patas delanteras sobre el cuenco. Lo moví con el hocico de la máscara y entonces, observé que te levantabas y te acercabas hacia allí. Sin mediar palabras, te quitaste el pantalón corto, te colocaste en cuclillas y measte en el bol. Después de hacerlo, me quitaste la máscara y la mordaza y me dijiste que un par de horas eran suficientes, y que no se me fuera a olvidar que no podía hablar como un humano, pues era un chucho.
    
    Ladré para tratar de darte las gracias, acerqué mi cabeza a tus piernas para recibir una leve caricia, y me puse a beber tu pis caliente dando lametazos que apenas conseguían calmar mi sed. Cuando dejé de beber ya no estabas allí. Tampoco estabas en el sofá del jardín, así que imaginé que habrías entrado en casa,
    
    A cuatro patas, y con dudas, me dirigí hacia el salón. No sabía si debía entrar dentro o no, pero tenía ganas de estar contigo. Te encontré abriendo una cerveza y cuando me viste llegar a cuatro patas, me dijiste:
    
    “¿Te aburres solo, perra? Yo entré a por una cervecita, para tomarla en el porche, contigo a mis pies. ¿Quieres una, puta? Ladra una vez para afirmar, y dos para negar”
    
    Sin saber muy bien por qué, ladre una vez, y abriste una cerveza también para mí. Agarraste la correa y salimos hacia el porche de nuevo. Con calma te sentaste en el sofá y me miraste. Volviste a sonreir y me dijiste:
    
    “Así que nos ha salido un perro con pedigrí al que le gusta la cerveza, ¿no?. Ven chucho, acércate”.
    
    Me acerqué sin ninguna certeza sobre lo que ocurriría a continuación, pero con la esperanza de que como seguíamos solos, quizás me concedieras la licencia de beber aunque fuera en el suelo. Pero nada más mirar desde el suelo y ver tus ojos, vi que tenías otro plan. Comenzaste a arrojarme la cerveza encima de mi cabeza y por mi espalda, manchando todo el suelo con la espuma de mi bebida preferida, y entonces, exclamaste:
    
    “Vaya hombre. Se me ha caído todo. Qué torpe soy. Bebe, perro… bebe del suelo como hacen los de tu especie”.
    
    Y a cuatro patas, y apretando la mandíbula, bebí arrastrando mi lengua por el gres, y llevándome a la boca además de la cerveza, tierra, piedrecitas y alguna otra cosa. Tú reías y observabas, mientras comentaste.
    
    “Por cierto, chucho. Me parece un engorro lavar a las mascotas, así que quiero que sepas que no te lavarás ni te lavaré de ningún modo hasta que el domingo te indique que tu corta vida como perro, ha terminado. Ahora estarás pegajoso para mí… y esto no ha hecho sino empezar…”
    
    El resto de la noche lo pasaste leyendo y con el móvil. En un momento dado quise ponerme detrás de la pantalla para ver con quién y de qué estabas hablando. Tenía mucha curiosidad por saber cuáles ...
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