1. Mi Ama me convirtió en un perro


    Fecha: 14/02/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: TodoRelatos

    ... dejándote la pierna llena de mis babas de zorra, y también me estaba desollando las rodillas, pero seguí frotándome cada vez más rápido, consciente de que sería la única vez que iba a correrme en el fin de semana, y en un momento dado, levanté mi cabeza de tu regazo y vi que me estabas observando y que te estabas masturbando al ritmo de mis movimientos… hasta que nos corrimos prácticamente a la vez.
    
    Nada más corrernos, me quitaste la máscara de perro, la mordaza y tiraste de la correa para llevar mi boca a tu coño y lamer tu corrida para dejarlo todo limpito. Entonces, me entró el pánico. Fui consciente de que no limpiaría tus corridas ese fin de semana y supongo que mi semblante cambió por completo, porque me dijiste:
    
    “Mi amor, no pasa nada porque un día no seas tú quién limpie mi placer. Habrá gente que estará encantada de limpiarme con la lengua. No te preocupes, bonita”
    
    Agaché la cabeza y me di cuenta de la magnitud de la humillación que iba a sufrir ese fin de semana. Me dispuse a lamer, disfrutando de cada centímetro que mi lengua recorría tu entrepierna, tu coño, tu culo… y hasta el sofá. Disfruté para anticipar esos momentos en los que serían otros los que lo harían… porque ese fin de semana habías decidido convertirme en un perro.
    
    Esa tarde la pasé tumbado a tus pies, con la mordaza y la máscara puestas, al igual que el plug metálico con cola de zorra. Desnudo y con el collar puesto, de vez en cuando me decías cosas, a las que apenas podía contestar más que con sonidos guturales, debido a la mordaza que, por cierto, me hacía arrojar muchísimas bajas que caían por mi mandíbula y llenaban mi pecho y el suelo.
    
    Pusiste música en el altavoz portátil que siempre llevamos en el coche, y te pusiste a leer un rato, mientras yo me quedé dormido tumbado en el suelo, exactamente como un perro. No sé cuánto tiempo pasé dormido, pero cuando me desperté estabas con un pantalón corto y una camiseta amarilla, con el portátil en tus rodillas.
    
    Al ver que me movía y que estaba despierto otra vez, me dijiste con sorna en tu voz:
    
    “Cariño, ¿te aburres en tu rol de perro o es que tienes sueño por una semana intensa de trabajo?”.Como no podía contestar como un humano, traté de ladrar, pero la mordaza, que empezaba a hacerme sentir las mandíbulas con algo parecido a agujetas, no permitía que mis ladridos salieran al exterior como sonaban en mi cabeza. Contestaste que no conseguías entenderme, y dejaste de prestarme atención.
    
    Entonces me di cuenta de que tenía mucha sed. Eliminar tantas babas y el sudor que me producía la máscara me habían dado muchísima sed, pero no sabía cómo decírtelo sin poder hablar, y encima con la mordaza puesta. Poniéndome a cuatro patas, me dirigí a un rincón cerca de la jaula de perros en el que había un bol metálico, y me puse a darle golpes con la cabeza, para hacer ruido y conseguir llamar tu atención.
    
    Pero no hacías nada. Seguías concentrada en tu portátil y ni siquiera me miraste. Entonces, a cuatro patas ...
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