1. Final de suprema sumisión


    Fecha: 11/02/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anejo, Fuente: TodoRelatos

    ... brillo alegre en la mirada. Su enorme corpachón se introdujo en la habitación y sus brazos como troncos la envolvieron amistosos.
    
    - Leonor - pronunció una voz bien conocida - pero ¿qué demonios haces tú aquí?
    
    Joaquina, la pistolera chilena entró tras Megan y abrazó también a la hermosa española cuando la escocesa la liberó de su úrsido lazo.
    
    - No hay tiempo que perder. Rosita está en peligro. Hemos de buscarla - suplicó Leonor.
    
    - Vamos a averiguar dónde está, entonces - dijo tranquilamente una voz conocida, desde el pasillo; y añadió una pregunta en inglés en un tono que no admitía discusión. Uno de los secuaces de Rutherford yacía en el suelo con la cara ensangrentada y mirada de pánico. Leonor observó un puño metálico encajado en la mano de la que había hablado. ¡Samantha!. La jefa de la partida de pistoleras a sueldo levantó el brazo y el pobre tipo respondió entrecortadamente.
    
    Sam y sus chicas estaban allí ¿Cómo era posible? ¿Quién las había avisado?
    
    - Entramos ya a lo duro, porque nos avisaron que había premura por resolver - Explicó Quina, mientras caminaban las cuatro por el pasillo después de haber dejado KO al secuaz de un cachiporrazo - El recepcionista nos dijo que había una mujer encerrada arriba, pero eras tú.
    
    - ¿Y a quién buscáis entonces? - preguntó Leonor.
    
    - A una tal Olive Chancellor, la sobrina del gobernador Sanders, de Boston. Su familia es amiga del Coronel Swanson, nuestro jefe. Le han seguido la pista hasta aquí y el coronel nos ha mandado a buscarla - informó la siempre locuaz Joaquina.
    
    - Pero recordad que no hemos de armar gran escándalo. No quiero dejar un rastro de cadáveres, como hacemos habitualmente - advirtió Samantha, amartillando paradójicamente su colt.
    
    - I have not Killed that guy! - Se quejó Megan, que siempre tenía que poner freno a su natural brusquedad caledónica.
    
    - I know, Megan, I know - la tranquilizó Sam.
    
    - Pues poco ha faltado - murmuró Leonor que ya iba pillando la lengua local - con el castañazo que le ha metido...
    
    - Ese desgraciado ha dicho antes de que lo atontara Megan, que la jovencita de Boston está en el sótano. Vamos allá.
    
    Por el camino apareció un nuevo vigilante y dos matronas. Éstas fueron silenciadas con la cachiporra, pero el vigilante se puso farruco y esgrimió un enorme cuchillo. Quina se sintió provocada y, de un certero tajo, mandó al espadachín a criar malvas con el cuello seccionado.
    
    - Joaquina, por favor, si matas a alguien procura no dejar charcos - se quejó Sam.
    
    Bajando, bajando, llegaron ante una puerta reforzada, abrieron sin llamar y Sam entró apuntando su arma preventivamente. El cuadro que contempló le hizo crisparse de furia. Frunció las cejas, apretó los dientes y amartilló el pistolón.
    
    Allí estaba su amada Rosita, atada sobre una mesa, con un sujeto penetrándola con gran violencia mientras otro, gordo y bigotudo, descargaba su látigo sobre las indefensas tetas y el vientre de la joven mulata. Ésta gritaba e insultaba como ...
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