Una Aventura diferente - Relatos Eróticos

Una Aventura diferente

... suelo sin levantar la mirada, mirando a las botas de aquellas mujeres impresionantes vestidas de forma excitante y morbosa, que parecían cuatro Amas dominantes profesionales, que así me lo parecieron al verlas por su ropa, se pusieron una al lado de la otra, sacando un collar cada una de sus bolsos, lo tiraron al suelo.

–¡Vamos, zorras! –dijeron ellas.

–Si, mis Amas. –respondieron ellas.

Las cuatro chicas salieron de rodillas a cuatros patas como si fuesen perras, se agacharon cogiendo los collares con su boca para ponerse delante de cada una de ellas. Entonces, mi vecina junto con sus amigas, dejaron el collar en la mano de cada una de aquellas mujeres, que parecían ser dominas, manteniendo sus miradas a sus botas altas de tacón de aguja.

–Yo Patricia Pérez González, me gustaría ser su esclava y perra blanca Ama Vanesa. –dijo Patricia, cogiendo el collar con su boca para ponerlo en la mano de aquella mujer que iba a ser su Ama y su dueña.

–Yo Natalia Sánchez Areva, me gustaría ser su esclava y perra blanca Ama Yaiza. –dijo Natalia, cogiendo el collar con su boca para ponerlo en la mano de aquella mujer que iba a ser su Ama y su dueña.

–Yo Susana Dadela Lezma, me gustaría ser su esclava y perra blanca Ama Marta. –dijo Susana, cogiendo el collar con su boca para ponerlo en la mano de aquella mujer que iba a ser su Ama y su dueña.

–Yo Sonia Zepa Llames, me gustaría ser su esclava y perra blanca Ama Venus. –dijo Sonia, cogiendo el collar con su boca para ponerlo en la mano de aquella mujer que iba a ser su Ama y su dueña.

–¡Muy bien, putas sumisas de mierda! –dijo Ama Vanesa.

–¡Porque ahora es lo que sois, zorras! –dijo Ama Yaiza.

–Sois nuestras putas esclavas de mierda y nos pertenecéis, cerdas. –dijo Ama Venus.

–No pensé que estas niñatas de mierda fueran a atreverse a dar el paso. –dijo Ama Marta.

–La verdad que sí. –dijo Ama Venus.

Todas habían sacado los móviles para grabar a esas chicas aceptar que eran sus esclavas y siervas, jurando el contrato de esclavitud. Con ese vídeo, tenían una prueba de que se habían convertido en sus esclavas para demostrarlo ante cualquiera de sus amigos o familiares. Cada una de ellas se agacharon, haciendo una reverencia en señal de obediencia, respeto y sumisión. Un momento perfecto para coger el collar y ponérselo, enganchando una cadena éste para dar un tirón a sus cuellos para hacerlas seguirlas como perras que eran.

–¡Vamos, esclavas! –dijo Ama Vanesa.

–¡Moveos, perras! –dijo Ama Vanesa.

–Hace unas horas habéis asistido a la fiesta como invitadas, pero ahora os vamos a presentar a nuestras amistades e invitados como nuestras esclavas y perras blancas. –dijo Ama Venus.

–¡Poneros de rodillas detrás nuestra, y siempre mirando al suelo, esclavas! –dijo Ama Yaiza.

–¡Cuando nos paremos para hablar o lo que sea, os sentáis, y sin levantar la mirada del suelo, guardaréis silencio, putas zorras asquerosas blancas! –dijo Ama Marta.

–Si os tiramos algo al suelo, ...