Una Aventura diferente - Relatos Eróticos

Una Aventura diferente

... pata perra, túmbate esclava, échate esclava, traer la pelota a tu Ama, perra, come de la mano de tu Ama, perra, llegando a meterles los dedos en sus bocas, para que se los chuparan, lamiendo sus manos hasta tenerlas limpias.

Una vez que habían terminado de cenar, bebiendo mucho líquido. Quisieron humillarlas un poco más, así que se bajaron las bragas, y se acercaron a sus bocas para poner sus vaginas en ellas.

–¡Abrid las bocas y tragadlo todo, putas esclavas de mierda! –ordenaron sus Amas.

Las Amas comenzaron a mear en sus bocas, tragándose toda su orina, notado el sabor salado, y el profundo aroma con esa textura e intensidad de aquello que habían comido. Realmente, las esclavas después de tragarse todas esas meadas, comenzaban a disfrutar beber pis de sus diferentes Amas, con las que habían experimentado. Lo tenían muy claro, se sentían unas putas cerdas asquerosas y muy guarras.

–Creo que ya es hora de irse a dormir, esclavas. –dijo Ama Inma, cogieron la bolsa con la ropa de su esclava Aasiyah, mientras que las otras Amas, como Ama Diana, cogía la correa de su esclava Aanisa, y Ama Claudia, cogía la cadena de su esclava Aneesa. Las tres tiraron de sus cadenas, para hacerlas caminar de rodillas a cuatros como perras, detrás de ellas. Ellas iban descalzas por lo que decidieron que sus esclavas y perras negras como la blanca hicieran ejercicio, por lo que se fueron por las escaleras. Eso creo un problema, ya que quién saber caminar a cuatro patas como un perro, subiendo o bajando una escalera, así que estuvieron enseñándolas como caminar como unas perras, mediante el uso de la fusta, dándoles en sus culos, provocándolas gemidos de dolor y de placer, ya que les habían metido nuevamente sus consoladores vibradores tanto por su culo como por sus coños. Después, de varias pruebas de fallos y error, le cogieron el tranquillo comenzando a caminar correctamente como perras de verdad.

–¡Muy bien, perras! –dijeron todas, dándolas un bollito masticado por su boca, metiéndoselos dentro, mientras las esclavas se lo comían, lamiendo las manos y chupando los dedos de sus Amas.

–¡Muy bien, perras! –dijo Ama Inma.

–Son muy buenas mascotas, estas esclavas. –dijo Ama Claudia.

–Si, lo cierto que si lo son. –dijo Ama Diana.

Mientras que subía por las escaleras, se cruzaron con cuatro hombres, qué al verlas, se les puso una erección descomunal, notándose el gran bulto en sus pantalones. De manera que las tres se fijaron en sus paquetes, pensando que no era lo mismo el entrenamiento con unas pollas de plástico que con unas de verdad.

–Hola, Alfredo, y Diego ¿Qué tal? –preguntó Claudia.

–Hola, Claudia, bien, aunque menudos ejemplares tenéis. –dijeron Alfredo y Diego.

–Hola, Inma. –dijo Antonio, con los ojos abiertos al mirarlas.

–Hola, Diana. –dijo Miguel, mirándolas no sólo a las chicas, sino a ellas desde arriba hacia abajo.

–Vemos que tenéis una gran erección, que os han provocado estas putas zorras, así que si queréis ...