1. La Mansión


    Fecha: 23/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos

    ... habitación. Instintivamente miró hacia la chimenea. Allí los rescoldos aun crepitaban suavemente, aunque producían un humo denso como si hubiese caído agua sobre ellos, envolviendo la chimenea en una bruma que curiosamente no olía a nada.
    
    Pulsó el interruptor de las luces que iluminaron la estancia con la luz mortecina y registró la habitación con la mirada. Fue entonces cuando reparó en el cuadro que estaba sobre la chimenea. Se incorporó, a pesar del frío que atenazaba sus miembros y lo observó con atención, intentando penetrar la penumbra brumosa que lo rodeaba... Juraría que el hombre del retrato había cambiado de postura... Ahora solo apoyaba una mano en el fusil mientras que la otra la colocaba tras la espalda con elegancia. Ese único gesto hacía que el talante del retratado cambiase totalmente y pareciese más marcial y atrevido. Por primera vez desde que Carlo hubiese desaparecido de su vida, se sentía atraída por un hombre y tenía que ser uno muerto hacía un siglo. No tenía remedio... ¿O quizás era por la imposibilidad de que esa atracción culminase por lo que se sentía tan interesada?
    
    Entonces el retrato volvió a cambiar de postura... Esta vez estaba totalmente segura de que no era su imaginación.
    
    —¿Qué especie de truco es este? — se preguntó la investigadora en voz alta, más para convencerse de que no estaba soñando que otra cosa.
    
    Se incorporó y a gatas se desplazó hasta el borde de la cama. La figura del retrato pareció detectar el movimiento y pareció sorprendida por un instante. Ante los ojos atónitos de Nadia, el hombre reparó en ella y la sonrió. Aquella sonrisa iluminó toda la cara del hombre, haciendo que se iluminase y su rostro de taciturno pasase a tener un aspecto entre atrevido y socarrón.
    
    Finalmente, olvidó sus instrumentos de análisis y se apeó de la cama. Un escalofrío la recorrió al pisar el suelo helado con los pies desnudos. Dio unos pasos en dirección a la pintura y ante sus ojos el capitán hizo lo mismo. Un segundo después el hombre había emergido de la bruma de la chimenea y estaba ante ella vistiendo aquel impoluto uniforme de infantería. En ese momento no se sorprendió de lo que estaba viendo, de que aquella visión pareciese de carne y hueso. Solo se sentía ridícula, con aquel estúpido camisón de algodón que llegaba a los tobillos y que tenía una estúpida frase en inglés xerografiada sobre el pecho.
    
    —Hola... Soy el capitán Bermúdez, para servirla. —se presentó el hombre cogiendo su mano con un ademán enérgico y besándola con delicadeza.
    
    Aquel roce hizo que Nadia se estremeciese de arriba abajo. Su cerebro, extrañamente entumecido, no parecía alarmado por aquella extraña situación.
    
    —Yo soy Nadia.
    
    —¿Nadia... Sin más? Que corto nombre para tan deliciosa criatura. —replicó el hombre con una sonrisa ligeramente ausente.
    
    La investigadora, se ruborizó.... ¿Cómo? ¿Qué? ¿Ella ruborizada como una colegiala? Nadia cada vez entendía menos de aquella situación.
    
    Aprovechando su confusión el ...
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