El verano está para quemarse - Relatos Eróticos

El verano está para quemarse

... para degustar el último trago de su copa en un claro gesto de aumentar su dosis de valentía para hablar hasta ese punto, por muy lanzada que era, no dejaban de ser cosas muy íntimas - A ver, yo tengo una fantasía, porque realmente es más mía que de mi marido, y es la de tener sexo con él mientras otra pareja también lo tiene en la misma habitación, poder verlos mientras lo hacemos, escucharlos, no sé, me pone mucho. Sí, ya sé lo que puede parecer decir esto estando aquí los cuatro, pero tranquilos, no voy por ahí de verdad, no quiero poneros en ese compromiso, simplemente es una fantasía que tengo y me conformo con pensarlo, porque además, ya que estoy lo digo, esta noche he llegado a pensarlo con vosotros y me ha entrado un escalofrío, pero tranquilos, de verdad, a mí solo con pensarlo me vale - y terminó su explicación recostándose sobre el sillón de mimbre para coger aire con un brillo especial en sus ojos.

En ese momento Lucía y Álvaro se miraron, él con aire de pregunta, ella con un gesto inocente de leve vergüenza que expresaba su falta de atrevimiento para tanto. Alberto, por su parte, miraba con intriga a su mujer, preguntándose si realmente sería capaz, aunque sabía que sí lo era, capaz de eso y de mucho más, por mucho que hasta la fecha no se hubiera desatado por completo el increíble fuego que ella almacenaba, el día que se desatara sabía que sería incontenible. Inconscientemente llevaba años apaciguando esa pasión desmedida en su mujer, pero sabía que tarde o temprano vería la luz y ya no habría vuelta atrás.

Bueno, era simplemente una confesión, vosotros no queréis hacer ninguna? - preguntó Rocío en tono pícaro.

Nosotros queremos hacer un trío con otra chica - Contestó Lucía de repente para sorpresa de su marido, especialmente por el verbo utilizado. Habían hablado alguna vez de ello, incluso fantaseado, pero no era para nada algo que se hubieran planteado en serio.

Queremos? Preguntó Álvaro.

Bueno, hemos hablado alguna vez, pero no hemos pensado nada en serio.- Aclaró Lucía.

Te apetece estar con otra chica? - le preguntó Rocío mirando a los ojos de Lucía.

Tengo curiosidad… - le aclaró sin apartarle la mirada.

Pues si no estuviera casada me ofrecía voluntaria! - exclamó Rocío para las risas de todos levantando la mano en su rápido movimiento.

En ese momento, su vestido de verano se balanceó y nadie pudo evitar el instinto de mirarle los pechos que quedaban casi libres, pues aquella tarde había optado por no ponerse sujetador. Álvaro no pudo evitar disfrutar de la vista de aquellas tetas de Rocío, turgentes, bonitas como las de su mujer, Lucía. Ella se apercibió de su mirada y también los miró, teniendo una fugaz tentación de tocarlos para ver cómo eran.

Y tú, cariño? No tienes ninguna fantasía? - Preguntó Rocío a su marido aumentando el tono malicioso de sus palabras.

Tú ya sabes mis fantasías - Alberto intentó esquivar la respuesta.

Ya cariño, pero ellos no, nos estamos abriendo todos, no vas a ...