1. El verano está para quemarse


    Fecha: 23/08/2019, Categorías: Intercambios Autor: Alvaro79, Fuente: TodoRelatos

    ... marido le hacía una comida de coño antológica que le arrancaba gritos, gemidos y espasmos de su cuerpo.
    
    Rocío no se lo pensó dos veces, se tumbó junto a ella, abrió completamente las piernas y volvió a ordenar a Alberto.
    
    Cómeme el coño, cómetelo ya….
    
    Y se giró hacia Lucía que la recibió con un morreo de sus labios temblorosos, de su lengua hundida en la lascivia y la lujuria por el placer que estaba recibiendo. Las dos empezaron a intercambiar gemidos entre sus lenguas mientras buscaban los pezones de la otra para pellizcarlos, acariciarlos, apretarlos, mientras los dos hombres seguían de rodillas dando buena cuenta del clítoris de su mujer con la lengua.
    
    Continuaron unos minutos así hasta que Álvaro fue bajando el ritmo de las acometidas de su lengua sobre el coño de Lucía, se incorporó a los pies de la cama y la miró fijamente agarrándose la polla con fuerza, ésta lo entendió, se arrodilló frente a él y se tragó su miembro de golpe presa del frenesí que había provocado el trabajo laborioso de su marido entre sus piernas.
    
    Rocío no se quiso quedar atrás y vio la oportunidad de estar un poco más cerca de la polla de tu pretendido amante, se arrodilló imitando la posición de su compañera e hizo que su marido se pusiera al lado de Álvaro para volver a dar buena cuenta de su polla dentro de su boca. Los dos hombres cruzaron sus miradas para disfrutar de aquel juego a cuatro, recibiendo la mamada de su mujer sin perder detalle del trabajo que con su boca hacía la otra.
    
    Tras una buena preparación recorriendo con sus lenguas cada centímetro de aquellos miembros, Rocío se impacientó y sin soltar la polla de su marido con la mano se acercó con la boca abierta al miembro de Álvaro que Lucía tenía en la boca, la vio llegar, lo sacó y sin soltarlo ella tampoco se lo ofreció a su nueva amiga, las dos le miraron a los ojos, pero el que se estremeció de placer fue Alberto, viendo a su mujer con la boca llena de la verga de otro hombre. Rocío se separó un poco, cogió la mano de Lucía y la llevó hasta el miembro de su marido, que recibía por primera vez en muchos años una mano ajena masajeando su verga erguida. Así se quedó durante unos segundos, chupando la polla de Álvaro y masturbando a Alberto mientras Rocío se deshacía del collar y los pendientes que ya le sobraban, los dejaba sobre la mesita de noche y se ponía de espaldas, a cuatro patas, moviendo sus nalgas con gestos lascivos mientras sus dedos recorrían el interior de sus labios completamente mojados.
    
    Albero no desestimó aquella invitación, cogió fuertemente a su mujer por la cintura y de un movimiento rápido la embistió por detrás con fuerza, con vigorosidad, mientras no dejaba de mirar la mamada que Lucía le seguía haciendo a Álvaro. Tras unos breves minutos, Lucía adquirió la misma posición hasta quedar las dos mujeres de espaldas, ofreciendo sus coños bien abiertos a sus hombres, por lo que Álvaro solo pudo hacer lo que deseaba, follársela. El sonido de sus dos cuerpos chocando ...
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