Viaje de un jubilado (De vuelta en España) 21 - Relatos Eróticos

Viaje de un jubilado (De vuelta en España) 21

... pero ella se metió la polla delgada en el coño hasta lo más profundo que pudo y le calmó el ardor con sus jugos.

El chico cambió los alaridos por los gruñidos y luego por suspiros, Fiorela le estaba proporcionando un placer nuevo y muy deseado, era la primera vez que follaba con la polla descubierta, ahora el capullo estaba libertado y engordaba a su placer.

A Fiorela también le gustaba sentir aquella lanza en su interior, tenía que tener precaución pues se le metía sin sentir hasta que el útero se quejaba y mucho, pero ella sabía más que nadie de anatomía, sobre todo de la suya y sabía los límites de su vagina.

Lesly no sabía sus límites, a diferencia de Fiorela, no sabía nada, sólo que aquella polla le daba mucho gusto en el culo, era algo que deseaba desde hacía mucho y por exigencias culturales y familiares no había podido probar, su chico, sí le había acariciado el coño y chupado las tetas, ella en cambio le había hecho pajas, o lo más parecido, pues era como si cantara un villancico con una zambomba, al no distinguir el capullo de la polla de Alan se sentía frustrada, a ella le habría gustado chuparle el capullo, lamer aquel frenillo y hacerle correrse en su boca después de una mamada especial.

Pero no, la polla de Alan, deseada pero no disfrutada era todo lo contrario, era una larga lanza en punta pero sin ningún aliciente, desde los huevos hasta la punta roma. Siempre soñó lo que le contaban sus amigas, chupar aquel capullo, lamer todos sus rincones, sentir las vibraciones de la verga al tacto intencionado de su lengua y al final el premio, una andanada de leche caliente en su garganta.

Pero la realidad era otra, cuando su novio se corría apenas le salía un chorro obligado por la presión que llegaba a más de un metro pero no como ella quería que la inundara, que le salpicara las tetas, que aunque pequeñas, eran tan sensibles como la más tetuda.

Ahora quería conseguirlo, tenía la oportunidad de su vida, un hombre desconocido hasta un rato antes, le estaba follando el culo, aquel culo que su nuevo marido había ignorado porque no lo consideraba“follable”, en cambio aquel hombre mayor, le estaba dando un placer terrible con aquella polla imposible de calificar, sólo le faltaba que aquel hombre maduro o mejor su marido, se la metiera en el coño que se resistía a pesar de todo.

Fiorela disfrutaba con la polla del joven, dentro de su coño experimentado bailaba pero se hundía hasta lo indecible, la sentía en lo más profundo, hasta que pensó en el resultado, no quería que el chico se corriera en ella, no por nada, pues ella en la farmacia disponía de los medios para evitar problemas pero aquella polla era tan virgen como la de su amada esposa y debía correrse en ella.

Lesly estaba a punto de correrse, nunca lo había experimentado pero lo intuía, aquello era un orgasmo de verdad, nada parecido a los toqueteos en el clítoris de los que le había dado su inexperto Alan, ni tampoco con los que se hacía ella, cansada de esperar ...