1. Noche de discoteca (II). El cabrón del portero


    Fecha: 21/08/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Valentino, Fuente: TodoRelatos

    ... chupándosela cuando se abrió la puerta del baño.
    
    - ¿Valeen, estás aquí?
    
    Mierda, era Mariola. Les dije que iba al baño y que me esperaran fuera ¿Cuánto tiempo había pasado? No tenía ni idea, podían haber sido cinco minutos o media hora. Se habrá preocupado y ha vuelto a buscarme. Intenté sacarme el pollón de Alberto de la boca, pero no me dejó retroceder. Me tenía bien agarrado y me examinaba desde arriba, divertido. Yo le miré, suplicante. Mariola no se podía enterar, no podía encontrarme ahí, poniéndole los cuernos a Sonia con el cabrón del portero, el mismo tío que había usado a Raquel como había querido. Y, sobre todo, no quería que me viese así: en el baño de la discoteca, a cuatro patas, sobre un charco de pis, dejándome follar la boca por ese gordo prepotente. Me obligó a metérmela más profunda, y no pude evitar la arcada. Mariola lo escuchó, claro.
    
    - ¿Valen, estás ahí? ¿Estás vomitando? -Preguntó, mientras se acercaba-.
    
    Entré en pánico y volví a mirar a Alberto, que, tras la arcada, me había dejado retroceder.
    
    - Por favor -le susurré, al borde del llanto- no me hagas esto.
    
    Fue entonces cuando el cabrón del portero se apiadó de mí.
    
    - No, Mariola. Soy yo, Alberto, estoy con una zorrita aquí, en el baño. Me ha pedido que le dé de cenar, pero está pasando un mal rato digiriendo el postre. No te preocupes, todo... ¡Uuff!... todo controlado.
    
    - ¡Pero serás cabrón! ¿Amiga, estás bien?
    
    Alberto me miró, descojonándose. Ya me había vuelto a meter su pollón en la boca y no había manera de que me dejara sacarlo. Tuve que asentir como pude, con un ruidito gutural, intentando que sonara agudo, femenino.
    
    - Tranquila, cielo. Está en la gloria. No puede hablar ahora mismo, es como si se quedaran pegadas. Bueno, ya te lo habrá contado tu amiguita Raquel, claro. A tu amiguita ``Valen´´ -lo dijo con recochineo, imitando el modo en que Mariola había pronunciado mi nombre al entrar a buscarme-, la encontré en el baño y la saqué por la puerta de atrás ¿Qué pasa? Querías con él, ¿no? Tampoco te pierdes nada. Es un chico muy guapo, pero dos nenas en la cama… enseguida te habrías aburrido. Mejor búscate un hombre que sepa cómo tratarte.
    
    - ¡Eres un hijo de puta Alberto! -Gritó, mientras golpeaba la puerta- ¡Que te den!
    
    En cuanto la escuchó salir, Alberto me soltó y pude apartarme a coger aire. Tuve que toser y escupir mis propias babas, y algo de suprecum, sobre el suelo asqueroso de ese baño. Me tomó del mentón y me hizo mirarle.
    
    - ¿Qué se dice? -Preguntó, mientras me agarraba del cuello bien fuerte y levantaba su mano derecha, preparándose para soltarme un guantazo.
    
    - Gra... gracias -Balbuceé como pude, tragándome mi orgullo-.
    
    Como le dije lo que quería oír, no me pegó muy fuerte. Me volvió a llevar hasta su polla y me dejó comérsela a mi aire un rato, mientras cruzaba los brazacos sobre su cabeza y cerraba los ojos.
    
    - Uuf… esto sí que es vida. Esa zorrita quiere contigo. Lo sabes, ¿verdad? -Asentí, sin sacarme su ...
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