Al calor del verano: cuernos y otras relaciones - Relatos Eróticos

Al calor del verano: cuernos y otras relaciones

... testículos.

L-¡Te jodes, cabrón! Que te duelan esa mierdecilla de bolas que tienes. Tampoco vas a darle placer a ninguna hembra hoy.

B-¡Lara!

L-¡Ama, Lara! Vega levanta putito. Cómeme el coño que lo tengo babosito.

B-Sí, Ama Lara.

L-¡Buen chico! Si me lo comes bien y consigues que me corra, a lo mejor te dejo que me la metas por el coño. Uum que bien lo haces. Mueve esa lengua, putito. Métela bien dentro de mi coñito.

B-¡Ama Lara! Qué rico está tu chochito, bien mojadito y con tu olorcito de hembra cachonda.

L-Te gusta mi rajita, verdad cerdito. Chúpame el botoncito. Muérdemelo.

B-Lo que tú mandes, Ama.

L-Eres una putita obediente, lame bien mi conejito. Voy a follarte la cara, cabrón.

B-¡Ama! Me ahogas, joder (pierdo el control cuando me froto con su cara)

L-Deja de chuparme y ponte de pie, esclavo.

B-Aquí estoy Ama.

L-Me encanta esa polla tuya, así morcillona. Te gustaría que te hiciera una paja, ¿Verdad? Ven aquí (agarrándole de la pichulina y meneándosela poco a poco y aumentando la velocidad a medida que se endurecía)

B-¡Ama! ¡Ama! Ten piedad. Me vas a romper la polla.

L-Te jodes cabrón, dime que quieres correrte (empezaba a gotearle el capullo).

B-Sí ama, quiero correrme.

L-¿Dónde te quieres correr, puto?.

B-En tu coño.

Dejé de masturbarlo, le saqué las esposas, lo tumbé en la cama y me ensarté sin ningún miramiento en la polla tiesa de Bruno.

L-Te voy a cabalgar, cabrón. Te voy a follar como no lo ha hecho nadie.

B-¡Venga zorra! Demuéstrame que nadie es más puta que tú.

L-(Le solté una hostia) Aquí el único hijo de puta que hay eres tú. Así que cállate y deja que yo te folle.

B-Lara, me corro.

L-Lléname el coño de leche, venga maricón.

B-¡Lara!, Cerda, cabrona, guarra, puta, me he corrido.

L-(segunda hostia, ésta más flojita y descabalgándole hasta colocarle el conejo baboso en la boca) Cómeme cerdo, chúpame, quiero correrme

Lógicamente, acabé corriéndome en su boca. Se lo tragó todo. Mis caldos y sus mecos. Es lo que me gusta de Bruno. No pone peros a nada. No tiene iniciativa, pero es muy dócil. Aquella noche, aún tuvimos oportunidad de hacer el amor en nuestra postura favorita. ¡Exactamente! En la postura de la cucharita, con Bruno, acariciándome los pechos y el clítoris mientras me penetraba muy suavemente y me decía cositas al oído. Con la piel de gallina, tuvimos los dos uno de los mejores orgasmos de nuestra vida, porque, una cosa que pasa muy de tarde en tarde, acabamos corriéndonos al mismo tiempo los dos.

Así acabó el fin de semana del incesto. Tan deseado por algunos y tan temido por otra. He de decir, que hoy en día me alegro de que aquello sucediera de una vez. La tensión desescaló. Y nos quedamos más tranquilos todos. Y cuando digo todos, me refiero a los cuatro en cuestión, porque había otras tensiones latentes.

Y llegaron las deseadas vacaciones de verano. Bruno y yo, las emprendimos con muchísimas ganas. Después de lo de su hermana, ...