1. Al calor del verano: cuernos y otras relaciones


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Clara, Fuente: TodoRelatos

    ... estaba muy suave, jajaja y yo cada vez que podía me hacía la víctima, jajaja, para chincharlo. Cogimos camino al Algarve y nada más llegar allá, a disfrutar del sol y la playa. El apartamento, pequeño pero monísimo. Un super piscinorro y un chiringuito precioso para tomar cócteles y bebidas.
    
    El primer día conocimos a una pareja de nuestro país, que hablaba nuestro idioma. Fran y Lourdes, con sus dos hijas adolescentes, Marta y Diana. La primera, de dieciséis años, no le quitaba los ojos de encima a Bruno. Ellos llevaban allá unos días y nos hicieron un poco de guías. Nos indicaron cómo llegar a la playa naturista. Uno de mis objetivos.
    
    Una vez allí fue super chulo. ¿He dicho alguna vez que me gusta despelotarme? Jajaja. Fue muy divertido porque Bruno, cuando íbamos camino de la playa, me decía que no quería sacarse el bañador. Le dije que no me importaba. También habría textiles. Yo creo que le daba cosa que la gente le viera la pilililla. Dejamos el bolso, extendimos las toallas, y me desnudé. Me senté en la toalla y el se tumbó. En ese momento, aproveché para sacarle el bañador, y dejarle con la pichulina al aire. Al principio me miró con cara de mala leche. Luego me sonrió y me dijo otro de sus clásicos: “Hostia Lara, siempre con la mente sucia. Eres increíble”. Aquel día quizás tomé un poquito demasiado el sol, pero sorprendentemente lo llevé bastante bien.
    
    Luego pasamos un par de días en la gran Lisboa. Genial. No contaré nada porque fue muy bonito, pero bastante ñoño. Disculpadme, pero, de tanto en tanto, yo lo necesito también.
    
    Y llegamos a la noche del viernes. Mi piel había tomado un ligero color moreno que según Bruno me hacía una cara preciosa. Salimos con intención de cenar, tomar algo y descansar, porque al día siguiente teníamos una excursión en canoa. No me arreglé casi nada. Unas braguitas blanquitas de una conocida marca de ropa interior; un short negro cortito; una camisita blanca anudada a la cintura y unas deportivas sin calcetines. Bruno llevaba unas bermudas blancas y un polo negro. Al revés que yo. Parecíamos un tablero de ajedrez, jajaja.
    
    Después de cenar en un restaurante espectacular, nos sentamos en una terraza que teníamos localizada donde los cócteles estaban riquísimos. Había mucha gente y mientras esperábamos para ver si quedaba alguna mesa libre, nos apoyamos en la barra. Yo estaba un poquito nerviosa por la excursión del día siguiente y eso se manifestaba en la cantidad de tonterías que estaba haciendo y diciendo. En una de ellas, empujé ligeramente a Bruno, y ya he dicho que había tanta gente que él chocó con la chica que había tras él. Una pelirroja preciosa. Pelo largo, pequitas en la cara, vestidito pelín hortera, floreado, con buen escote y unos pechos bien alzados con un sujetador de tipo balconé. El resultado: a la chica se le cayó el vaso al suelo, el vaso se rompió y el líquido se derramó por sus pies. Hago un inciso antes de continuar. La mayor parte de la conversación que se inició entre ...
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