Al calor del verano: cuernos y otras relaciones - Relatos Eróticos

Al calor del verano: cuernos y otras relaciones

... necesitaba. No sabes lo agradecida que te estoy. Fue muy bonito para mí, te cuento…

L-(la detuve) ¡Ya está cariño! No le demos más vueltas. Hoy no Yoli. Ahora no me apetece saber nada. Quizás otro día me lo cuentas con pelos y señales. Hoy me quedo con que disfrutaste. ¿No hay nada para tomar con el café?

Y-Como tú digas, amor. Lo entiendo. Creo que mi madre compra croissants con chocolate para Toni. Voy a buscarte alguno.

L-Eso, a engordar el pandero y que no me quepa el bikini en estas vacaciones.

Y-Pero si eres un fideo enano, guarrona.

L-Tú sí que eres un fideo con tetas, cariño. Y déjate el pelo largo de una vez, como una hembra, coño, que pareces un puto tío.

Y-Pues el próximo día te robo el strap y te follo como un tío cabrona, jajaja.

L-¡Ya te gustaría a ti! Putoncillo (me encanta llamarla putoncillo)

Desayunamos las dos juntas. Sin más problemas. A mí no me apetecía escucharla, pero sé que ella necesitaba justificarse. Yolanda me estuvo contando, sobre todo, como se sintió haciendo el amor con su hermano. No me dio detalles morbosos para yo poderlos contar aquí. Sé que eso decepcionará a la parroquia, os pido mil disculpas, pero no podía inventármelos y, sinceramente, no me preocupé mucho por preguntarlo. No le vi el punto morboso en ese momento. Quizás en otro momento, porque era inevitable que Yolanda me lo quisiera explicar y que yo le sonsacara a Bruno, para conocer su versión.

El resto del fin de semana fue bastante normalito. Bruno, conociéndolo imagino que estaba a tope de remordimientos, se pasó los dos días, todo el día, pendiente de mí. Yolanda me preparó mi comida favorita, otra que tal y Raúl no hacía más que guiñarme el ojo y decirme que me aprovechara, que les hiciera sufrir. Jajaja. Por la tarde, estábamos en la piscina y me abracé a él, a Raúl, dándole un piquito pelín más largo de lo normal. Los otros dos tontos nos aplaudieron. Me hundí en el agua, cosa que nunca hago porque tengo terror a sumergirme, y luego ya se pusieron a hacer el loco conmigo. Por la noche, Bruno se encargó de dedicarme todo el tiempo que la noche anterior me había escatimado. Además, me tenía una sorpresita.

Al entrar en la habitación, se desnudó por completo. Sacó el juego de esposas y colocando las manos en la espalda me pidió que lo esposara. Nunca, y cuando digo nunca, es nunca, se había mostrado tan sumiso. Sé que es una sumisión muy light, pero más que suficiente. Me saqué la camiseta, dejando los pechos al aire. También el short y la braguita. Me senté en el borde de la cama.

L-¿Me las vas a pagar, cabrón!

B-¡Soy tu esclavo, Larita!

L-¡Soy tu puto esclavo, Ama Lara!

B-Sí, Ama. Soy tu puto esclavo.

L-Estoy cansada. Quiero apoyar mis pies en blando.

B-Lo que tú digas, Ama. Me pongo a cuatro patas y los dejas descansar en mi espalda.

L-¡Ni hablar! Te tumbas boca abajo y los apoyaré en los cachetes de tu culazo.

B-Sí Ama. (se tumba, le apoyo los pies). Ama, me estás chafando los ...