1. La Sacerdotisa De La Noche: Noche 6


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Transexuales Autor: Liver96, Fuente: TodoRelatos

    ... carga que sentía sobre sus hombros; ya después se excusaría de algún modo con Aalyat, que estaba en sus aposentos como si nada hubiese ocurrido y afilaba el cuchillo ceremonial de Astarté Oscura que ella había dejado atrás al marcharse. Por momentos, su piel palidecía aún más y las marcas oscuras alrededor de sus ojos se acentuaban.
    
    En el hogar de Kesri, Mirlya seguía junto a Evarod; sudoroso y ardiendo por la fiebre. Cerca de ellos, las otras sacerdotisas elevaban oraciones por su curación pero sus heridas no tenían buen aspecto, la madre de Dogannu tenía los ojos enrojecidos y pasaba su mano por la frente y mejilla del guerrero que sin importarle su vida había salvado la suya de un terrible castigo.
    
    En su celda, Dogannu dormitaba, indiferente a todo. Respiraba pausada y lentamente; por momentos no sentían ningún temor o emoción, después de todo algún día llegaría la hora de morir. Pero luego ese sentimiento de dejadez era reemplazado por la ira y el odio, maldiciendo incluso su nacimiento.
    
    Quería creer que había esperanzas, que no iba a terminar así; pero a medida que la tarde fue transcurriendo y el sol declinaba, sumergiendo la celda en la misma penumbra que ahogaba su espíritu, se dio cuenta que era iluso pensar así. Solo Aalyat y la diosa maldita a la que servía estaban en su camino, no pensaba en nada ni nadie más; su mente por instantes se aletargaba y perdía la noción de la realidad.
    
    “Así debe ser. Es su voluntad,” murmuró Dogannu con voz inexpresiva.
    
    Una ligera niebla comenzó a cernirse sobre Ashtaroth. En las calles, los fanáticos de Astarté Oscura veían ese acontecimiento sobrenatural, mientras de sus ollares el aliento que salía parecía humo. Daemeeth recorría el pueblo en busca de Edrok, pero no le encontró en su casa; así que se dispuso a salir rumbo a su escondite a las afueras e ir a por su anillo.
    
    De espaldas y mirando la bruma que provenía del este, estaba Edrok. La acólita se detuvo a cierta distancia, sopesando si ir hasta a él o no y pudo vencer sus miedos e inseguridades. Parándose a su lado, ambos contemplaron el horizonte y la niebla distante.
    
    “Sabes, en serio pensaba marcharme. Llegué hasta éste punto y… simplemente no pude avanzar más allá,” dijo Edrok sin mirarla.
    
    Daemeeth se limitó a permanecer en silencio, tampoco se atrevía a mirarle directamente por lo que siguieron de esa manera hasta que el joven volvió a hablar.
    
    “Entiendo que debas servir a propósitos más altos. Pero creía que entre nosotros había algo más… algo puro y sincero…”
    
    “Edrok, yo…” balbuceó ella.
    
    “Déjame terminar… por favor,” la cortó Edrok, con tono tembloroso. Daemeeth guardó silencio. “Escucho tus palabras, me dices que me amas, que estaremos siempre juntos. Pero no se si tu corazón siente lo mismo, a veces; tus acciones me confunden un poco… como hoy…” añadió.
    
    La angustia e indecisión se reflejaban en el rostro de la mujer. Un viento frío y algo viciado comenzó a soplar, agitando un poco sus cabellos, la niebla ...
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