1. La Sacerdotisa De La Noche: Noche 6


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Transexuales Autor: Liver96, Fuente: TodoRelatos

    ... ferocidad para no ser separado de él. Daemeeth forcejeó con él y logró que soltara el cuerpo sin vida de su padre y se lo llevaron.
    
    “Todo va a estar bien…” le consoló Daemeeth abrazando a Edrok, que puso su rostro contra su pecho, devastado.
    
    Custodiada por sus guardias y Dalikha, Aalyat mostraba una mirada inflexible estando de pie sobre la plataforma del mercado de esclavos. Iluminados por un buen número de antorchas, los fanáticos estaban aguardando por las palabras de su sacerdotisa. A sus espaldas y con cuerdas alrededor de los cuellos, catorce hombres de la guardia de Evarod al servicio del Sacerdote Hatimekh esperaban su sentencia. Otra soga estaba libre, ya que antes de salir de su habitación; Evarod había alcanzado escapar de la casa.
    
    “Pueblo de Ashtaroth, leales seguidores de la verdadera diosa. Esta noche, estos hombres a sus espaldas han intentado asesinarme,” reveló Aalyat con voz calmada y firme, al mismo tiempo que los fanáticos se dieron vuelta y les miraron con furia. “Pero la gran Astarté Oscura ha protegido a su sierva y destruido los designios de mis enemigos, nuestros enemigos! Y ahora… es hora de la retribución!!!” exclamó con ira y empleando el poder del Anillo de la Oscuridad, estranguló a los guerreros. Evarod, oculto y al acecho, fue testigo del poder de Aalyat, que lanzando un feroz grito salvaje; enardeció a la turba.
    
    Incitando a la multitud, los fanáticos comenzaron a cantar y luego se dispusieron a masacrar a todos aquellos que no estaban a favor de Astarté Oscura. Cientos de inocentes murieron esa noche, una noche plagada de gritos de dolor, risas crueles y falta de misericordia. El fuego ardió en parte del pueblo, al ser incendiados varios lugares en donde los fanáticos encontraron resistencia.
    
    Los gritos de la turba enardecida alarmaron a Mirlya, que se levantó y despertó a Dogannu. Ambos se miraron con expresiones de terror a la luz de la llama.
    
    “Que está pasando?” preguntó Dogannu.
    
    “No lo sé, pero debemos rezar a los dioses,” dijo su madre.
    
    “Hay que salir de aquí y buscar refugio, no tenemos otra opción!” chilló Dogannu, sujetando la muñeca de su madre y arrastrándola fuera de su habitación.
    
    Salieron en silencio, mirando a sus alrededores con desesperación. Las calles estaban iluminadas por un intenso resplandor anaranjado, fruto de los incipientes incendios desatados por los fanáticos de Aalyat. De pronto les llegaron los ruegos y gritos angustiados de los condenados, además de las risas y rugidos enfurecidos de las hordas de asesinos.
    
    “A dónde?” preguntó Dogannu, al escuchar a un grupo grande de fanáticos y sin idea de a quién pedir ayuda.
    
    “Con mis hermanas, a casa de Kesri,” indicó Mirlya en voz baja.
    
    Evitando ser descubiertos varias veces, lograron llegar hasta la casa de las Sacerdotisas de Sol. Allí les recibió Kesri, que apremió para traspasar el umbral sin perder tiempo. En la vivienda, identificada con el símbolo del Sol, era uno de los pocos lugares intactos en ...
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