La Sacerdotisa De La Noche: Noche 6 - Relatos Eróticos

La Sacerdotisa De La Noche: Noche 6

Saludos, lictores y lectores. Ya casi se aproxima el desenlace de esta historia. En este capítulo la oscuridad cubrirá a todos, y nadie puede estar seguro de lo que sucederá al final. Una gran revelación puede cambiar el destino de Dogannu para siempre. El intento desesperado de Mirlya y sus hermanas podría resultar y la fe de Edrok y Daemeeth se tambaleará.

Después de unos segundos, Aalyat apartó el cuerpo sin vida del Sacerdote Hatimekh, que cayó al suelo con estrépito. Contempló el destrozo en la habitación con indiferencia, y también pudo darse cuenta de que Themeon había escapado por la ventana, rasgando la tela que la cubría y dejando un rastro de sangre. La Sacerdotisa de la Noche se incorporó y en ese momento se presentaron Edrok y Daemeeth, parecían exhaustos y sin resuello.

“Han intentando asesinarme. Logré matar a uno de ellos, el otro escapó,” dijo Aalyat con una tranquilidad inquietante, como la de alguien que pregunta acerca un tema trivial y no como alguien que estuvo a punto de morir. Sus ojos grises e inexpresivos se fijaron en Edrok, que derramaba lágrimas en silencio.

“Habían otros más, Gran Señora, pero con la ayuda de Astarté Oscura y nuestros seguidores, los hemos capturado,” informó Daemeeth inclinando el rostro.

“Bien hecho, pagaran por su falta de sabiduría. Y a ti, que te pasa? Porqué te muestras así en mi presencia?” inquirió Aalyat a Edrok. Daemeeth le miró de reojo al ver que seguía contemplando el cadáver en el suelo.

“Yo… estoy bien,” respondió Edrok mirándole con los ojos llenos de lágrimas.

Sin mirarles, Aalyat caminó entre ellos con normalidad. Luego se escuchó otro estruendo y gritos fuera de la habitación. Al irse ella, Edrok no pudo contenerse y se echó sobre el cuerpo de su padre, llorando amargamente. Daemeeth vaciló un momento pero se acercó lentamente y se arrodilló a su lado, el muchacho apoyó su cabeza en su hombro y lloró. Ella le rodeó con su brazo y permaneció en silencio, no sabía que decir en un momento así; aunque ya había experimentado la perdida anteriormente.

“Lo mató… mi padre…” sollozó Edrok sacudido por temblores.

“Lo lamento… no lo sabía…” le consoló ella.

En ese momento, en medio del dolor insoportable de la perdida de su querido padre, su mente procesó las palabras pronunciadas por ella y algo que no tenía lógica. Y fue entonces que muchas cosas parecían no tener sentido.

“No lo sabías? Por que dices eso? Si se conocen de años.”

“Yo… solo… solo estoy algo alterada. Esto ha sido horrible,” se excusó Daemeeth rápidamente.

El joven permaneció junto a su padre, acariciando su cabello y barba, limpiando la sangre que había escapado de su boca; abrazando su cuerpo con todas sus fuerzas. No solo era su padre y un gran ejemplo de rectitud, sino también un guía espiritual y deleite de sus ojos… ahora se había ido.

Varios fanáticos ingresaron a la habitación por orden de Aalyat para deshacerse del cadáver, al cual Edrok se aferró con ahínco y maldiciendo con ...