1. La sombra de lo desconocido (5)


    Fecha: 17/08/2019, Categorías: Infidelidad Autor: memorandum, Fuente: TodoRelatos

    ... intenciones. De repente desapareció de plano, y temí que hubiera vuelto al trabajo y que todo mi plan hubiera quedado en una ridícula fantasía, pero al cabo de unos segundos que se me hicieron eternos volvió a aparecer, pero esta vez situado frente al lateral espejo, evaluando cuál sería la mejor ubicación para observar lo que ocurría en el baño sin ser descubierto. ¡Premio! Miró a un lado y a otro, fijó la mirada en la visión de Ana que le ofrecía el reflejo del espejo, y llevó sus manos temblorosas a los botones de sus sucios y raídos pantalones, desabrochándolos y mostrando a cámara cómo se sacaba una polla de unas dimensiones tan escasas que me produjeron hilaridad y compasión a partes iguales… hasta que empezó a hacerse una paja con una mano, mientras con la otra sacaba algo de su bolsillo y se lo llevaba a la cara. ¡Era el tanga de Ana! El muy cabrón lo había recogido del suelo y ahora aspiraba el aroma del coño de mi mujer, mientras la veía desnuda y se masturbaba apresuradamente, sabedor de que el tiempo corría en su contra.
    
    Ana, mientras tanto, aparecía nítidamente al fondo, desnuda recibiendo el agua de la ducha como un bautismo de morbo, con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados, en gesto relajado, tan natural y a la vez tan sensual. Di por bien empleada la fortuna que habíamos pagado por el plato de ducha extra largo que hacía de plató improvisado, y por la mampara transparente hasta mitad de plato y altura completa, a medida, con tratamiento anti-agua y anti-cal, como bien se había encargado de recalcar la comercial de Roca cuando notó que mis ojos se salían de sus órbitas al presentarnos el presupuesto.
    
    Su imagen era tan clara que parecía que no había mampara, ni siquiera espejo, y que estaba posando desnuda solamente para la cámara de mi móvil y para el pervertido operario. Pulsó el dosificador de gel sobre un guante de crin y comenzó a enjabonarse las tetas con fuerza, que al instante comenzaron a marcarse y a cada pasada del guante, subían y bajaban pesadamente, mostrando unos pezones cada vez más duros y aumentando la erección del voyeur ocasional. Con parsimonia, gustándose y disfrutando su imaginaria soledad, volvió a echar más gel sobre el guante y en esta ocasión su mano fue directa a su delicioso coño. Flexionó las piernas y con la mano desnuda se separó los labios para alcanzar a enjabonar lo más profundo de su sexo, frotándolo con vigor, mientras la espuma y el agua resbalan por sus muslos hasta caer con estrépito formando una catarata de morbo. Repitió los mismos pasos, pero ahora llevó la mano a los hombros, bajó hasta mitad de la espalda, y se agachó ligeramente, girando el brazo y cambiando la mano de posición hasta llegar a su culo, separando uno de los cachetes y adentrando el guante a lo largo de la raja de su trasero hasta la entrada de su estrecho agujero.
    
    El tal Jose, mientras tanto, contemplaba el show impactado, respirando agitadamente, restregándose el tanga de Ana por la cara, y, ...