1. La sombra de lo desconocido (5)


    Fecha: 17/08/2019, Categorías: Infidelidad Autor: memorandum, Fuente: TodoRelatos

    La sombra de lo desconocido (5)
    
    Al tedio estival se le unía un aumento de la temperatura, y por una vez, no se debía al calentamiento global. Corea del Norte probaba un nuevo misil balístico intercontinental; las calles de Caracas ardían; a nivel doméstico, había un runrún sobre la cuestión catalana que no presagiaba nada bueno, y lo que era del todo inasumible, el Madrid fichaba a Theo Hernández y a Ceballos y del Barça se iba Neymar y llegaban Coutinho y Dembelé.
    
    Julio se pasaba con la planificación de los preparativos para nuestra nueva vida, y, ya fuera condicionado por todas mis cesiones a ese respecto, o por el perturbador encuentro con María, nuestra vida sexual había alcanzado una intensidad de magnitud 10 en la escala sismológica de Richter. Ana estaba siempre de buen humor y predispuesta. Había cogido vacaciones a la espera de incorporarse en su nuevo puesto, y yo terminaba de cerrar varios asuntos laborales antes de irnos. Decidimos que Lucas y Sofía pasaran nuestra última semana en Madrid en un campamento de inglés en la sierra, más por disponer de tiempo para organizar los últimos detalles de la mudanza que por mejorar su destreza con la lengua de Shakespeare.
    
    Me despertó el agua de la ducha corriendo. Me giré y comprobé que la parte derecha de la cama donde dormía Ana aún conservaba el calor de su cuerpo y un delicioso olor, mezcla de perfume afrutado y su aroma fresco y natural. Sin perder un instante, me incorporé y me dirigí al baño. El sonido era cada vez más audible, pero no era sólo el chapoteo del agua salpicando la ducha. Me quedé observando tras la puerta entreabierta. ¡Dios! La visión era espectacular. Aprovechando la intimidad que el baño de nuestra habitación le proporcionaba y que la hora era aún temprana para que los niños se despertaran, Ana se masturbaba frenéticamente. Su silueta era visible tras la mampara, su pelo suelto empapado, una mano enjabonaba sus tetas y la otra se perdía en la profundidad de su coño, inclinando levemente su cuerpo y abriendo las piernas, en una pose tan forzada como sensual. Sus gemidos anunciaban un final próximo y yo no quise perderme la fiesta. Me desnudé y entré en la ducha acariciando su espalda desde atrás, pero ella no pareció sorprendida ni se detuvo. Más bien al contrario, aceleró los movimientos de sus dedos sobre su clítoris y sus gemidos desvergonzados se volvieron tan sonoros que temí que pudieran descubrirnos, así que le tapé la boca y mis manos tomaron el relevo de la suya amasando sus tetas y liberándola para que inmediatamente la echara hacia atrás buscando mi polla, que ya entonces alcanzaba una erección considerable. Recogí su pelo y di un tirón hacia atrás, hasta susurrarle al oído.
    
    - Eres una guarrilla, ¿eh?
    
    Sonrío un instante por respuesta, pero inmediatamente su gesto cambió, su cara dibujó una mueca, su cuerpo comenzó a contraerse y sus ojos se cerraron mientras se corría sin dejar de agarrar mi polla con firmeza. Se giró, y una sonrisa relajada pero ...
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