1. La sombra de lo desconocido (5)


    Fecha: 17/08/2019, Categorías: Infidelidad Autor: memorandum, Fuente: TodoRelatos

    ... dirigir mi atención hacia el trabajo.
    
    Por entonces no estaban tan de moda las reuniones por Zoom, Meet, Teams o Skype, pero mis jefes, conocedores de mi situación y yo creo que hasta compadeciéndose de mí por la decisión tomada, me permitieron teletrabajar hasta que comenzara en mi nuevo destino, siempre que mi presencia no fuera necesaria en la empresa. Así que, tan pronto hube recogido el desaguisado preparado en el desayuno, me dispuse a encender el portátil y resolver temas pendientes. El sonido inesperado del timbre me interrumpió, y aunque no esperaba a nadie, agradecí poder demorar unos instantes las monótonas tareas laborales.
    
    Abrí la puerta y me topé con dos hombres de apariencia estrambótica. El de la izquierda era un personaje cómico, obeso, de aspecto estrafalario: no sé por qué le adjudiqué en mi imaginación un pasado circense. El de la derecha era justo lo contrario; un tipo enjuto, enclenque, desgalichado, con un contagioso tic nervioso facial que atribuí de inmediato a una antigua mala experiencia carcelaria. La primera impresión que tuve fue la de hallarme frente a dos testigos de Jehová, y me vino a la mente el cuadroSaturno devorando a su hijo, pues no descartaba que el gordo pudiera haberse zampado al mismísimo Jehová, y los nervios de su compañero se debieran a saberse el postre de un menú degustación. No sé cuánto tiempo debí pasar absorto en mis cavilaciones, cuando el corpulento operario, que parecía llevar la voz cantante, me devolvió a la realidad con un carraspeo.
    
    - Ejem, ejem… somos los de la mudanza… su mujer nos dijo que podíamos empezar a esta hora.
    
    ¡Los de la mudanza! Mis ojos se abrieron como platos. Disimulando, eché un vistazo por la ventana, tratando de divisar algún vehículo rotulado con Mudanzas y Transporte Laurel y Hardy o algo parecido, pero todo lo que encontré fue una camioneta blanca identificada con el nombre Telefurgo en los costados. Por toda respuesta, me encogí de hombros y me hice a un lado, agachando la cabeza, avergonzado por temor a que hubiera podido estar expresando mis pensamientos en voz alta, y murmurando a modo de disculpa
    
    - Sí, sí… claro, claro… pasar. Podéis empezar por donde queráis… intentaré molestar lo menos posible.
    
    Me encerré en la cocina y me puse a trabajar en el ordenador, mientras un sinfín de golpes, pasos, ruidos de muebles siendo embalados y acarreados de un lado a otro hacía que me resultara imposible concentrarme. Debían de haber pasado unas tres horas y estaba a punto de desistir y tomarme un descanso, cuando Ana abrió la puerta de la cocina. Sonrisa de oreja a oreja, radiante, ilusionada como una niña.
    
    - ¿Qué tal van los de la mudanza?
    
    Volví a encogerme de hombros
    
    - Todo controlado. ¿No te has duchado en el gym? Qué raro.
    
    Estaba espectacular, con el pelo mojado y el sudor todavía resbalándole por el cuello, el top blanco por encima del ombligo, empapado y marcando los pezones. Y, sobre todo, unas mallas Adidas de color gris claro definiendo ...
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