El sexo no es como lo pintan - Relatos Eróticos

El sexo no es como lo pintan

... siguiente se sentía ansiosa de tener la cita con Miguel. Tan ansiosa estaba que había cancelado todas las citas de ese día y ni siquiera había salido a comer.

Se moría de la preocupación cuando vio que ya se le había hecho tarde a Miguel. No tuvo que sufrir tanto tiempo pues cuando menos lo pensó, su secretaria le informó de la presencia de Miguel en la sala de espera.

-Hazlo pasar Karina quieres?- le dijo a su secretaria y a los pocos segundos la puerta del consultorio se abrió y entró Miguel.

Miguel iba vestido como cualquier joven de su edad lo haría para una cita con el psiquiatra: pants, playera holgada y tenis.

Por su parte, la doctora no se percató de cómo iba vestida aquél día sino hasta que vio a Miguel. Había escogido una blusa blanca, casi transparente, y una mini falda de color negro bastante elegante que mostraba sus piernas desnudas. Por cierto, aquél día no llevaba como de costumbre su bata puesta.

Miguel, al verla, se sorprendió y no pudo evitar que sus ojos recorrieran el lindo cuerpo de la doctora.

La doctora de inmediato se percató de la mirada desnudadora de Miguel y lo único que atinó a decir, tratando de remediar el asunto, fue:

-Mi esposo me ha invitado a cenar esta noche…- con una encantadora sonrisa que delataba su nerviosismo. Luego se preguntó si acaso, inconscientemente, se había vestido así de provocativa para Miguel.- Toma asiento Miguel, esta vez no quiero que el tiempo nos gane.

Miguel se sentó y la doctora de inmediato comenzó con la consulta. En realidad no quería perder tiempo para seguir escuchando las confesiones de aquél chico que, extrañamente, le estaba resultando tan encantador.

-Cómo te sientes hoy Miguel?

-No estoy seguro. Más de 2 veces pase por afuera de su consultorio antes de decidir estacionarme e ingresar. No sé cómo me ha afectado nuestra cita de ayer pero podría decirse que me siento un poco más relajado. Aun así, debo confesarle que toda la noche entera la pase en vela imaginándome qué pensaría usted de mí.

-Bueno pues, por ahora estoy muy contenta de que hayas regresado. Hubo un momento en el que creí que me iría a cenar con mi esposo sin antes verte.

-Doctora, quiero que me prometa que, si le cuento la realidad de las cosas de manera completa, no me va juzgar ni censurar de ninguna manera. Me he hecho a la idea de que al menos una persona sepa la verdad entre mi hermana y yo pero quiero que esa verdad se quede aquí entre nosotros pues, como usted me dijo ayer, estoy dispuesto a tomar su ayuda y no un juicio en mi contra.

-Tienes mi palabra de que nada malo va suceder Miguel. Ahora dime, ayer me contaste que tu hermana se había ido a vivir con tu tía para seguir estudiando becada en un colegio muy importante. No espero que me des más nombres de los que quieras darme pero lo que si espero saber es como te hizo sentir eso?

-En un inicio sentí una especia de alivio sabe? Estaba muy preocupado por la dirección que estaba tomando nuestra relación. La amaba ...