El sexo no es como lo pintan - Relatos Eróticos

El sexo no es como lo pintan

... de 360° el día que mi hermana decidió estudiar fuera. Una tía le había ofrecido becarla en una de las más prestigiadas escuelas del país y mi hermana ni si quiera titubeo en aceptar la proposición.

Con tristeza la miré empacar sus cosas. Podía ver un poco de tristeza en sus ojos pero yo no era nadie para detenerla de cumplir sus sueños así que haciendo un enorme esfuerzo no dije nada. Aquella noche escuché como llamaban a mi puerta de la muy peculiar forma que ella siempre lo hacía.

Cecilia ingresó vistiendo su bata de baño. Era bastante corta y a mí siempre me había encantado como se veía envuelta en ella. Sentí como la garganta se me secaba y mi cabeza comenzó a dar vueltas y vueltas.

Caminó hasta mi cama y se sentó en la orilla. Inmediatamente quise hablar pero ella con su dedo, posado en mis labios, me calló. Sus bellos ojos azules expresaban una emoción indescriptible. Apenas se puso de pie dejó que la bata cayera al suelo. Frente a mí, tenía a la mujer más hermosa de todo el mundo completamente desnuda!

Su vagina depilada completamente y sus tetas tan firmes e inigualables me dejaron sin habla. Pronto comenzó a subirse a mi cama y, tras apagar la luz de mi lámpara de noche, pude sentir el calor de su piel sobre mi pecho.

La tenía abrazada como siempre solíamos dormir. En minutos supe que mi hermana ya se había dormido y me dediqué a escuchar su preciosa respiración sin apenas lograr mover un solo dedo.

De mi bóxer sobresalía mi duro miembro que pedía a gritos ser liberado. No estoy seguro de a qué hora me dormí. Lo único que sé es que cuando desperté mi hermana ya no estaba conmigo. Salí de mi habitación y mi padre me informó que mi hermana y mi madre ya habían emprendido su viaje a la ciudad donde vivía mi tía.

-Odio decírtelo Miguel pero el tiempo se ha acabado… le dijo la doctora quien veía como el reloj indicaba que había dado media hora más de consulta.- Admiro mucho tu honestidad y valentía y en verdad te agradezco la confianza que me has tenido pero tengo otra paciente y ya le he hecho esperar bastante tiempo. Pensaba citarte cada mañana pero tal vez podamos ir más rápido si te cito mañana mismo, que te parece? - la doctora acostumbraba citar a sus pacientes por semana o incluso cada 15 días pero la confesión de Miguel la tenía tan adentrada que no podía esperar tanto tiempo para oír el resto.- Trataré de limpiar mi agenda de pacientes para que puedas tener tiempo suficiente mañana…

Miguel se retiró sin decir nada pero la doctora estaba segura que volvería al día siguiente.

Cuando Miguel abandonó la habitación, la doctora, sorprendida, no paraba de sentir un incesante cosquilleo en su vagina. Durante su trayectoria había escuchado miles de historias de depravados sexuales pero ninguna le había hecho vibrar como esta.

Durante la próxima consulta no paraba de pensar en cómo ayudar a Miguel mientras el paciente nuevo no paraba de hablar de un sin fin de cosas que le importaban un carajo.

A la mañana ...