El sexo no es como lo pintan - Relatos Eróticos

El sexo no es como lo pintan

... la primera vez que la vi, no como hermana, fue cuando ella ya se había desarrollado físicamente. Por aquél entonces mis padres ya le permitían tener novio. Incluso recuerdo que yo me desesperaba más que ellos cuando no llegaba a tiempo a casa. El solo hecho de imaginarme a un estúpido tratando de sobre pasarse con ella me ponía furioso.

Hubo una ocasión en la que mi hermana llegó muy tarde a casa. Mis padres ya dormían. Parecía no preocuparles el hecho de que su hija no llegara aún y ya fueran las 2 de la mañana. Pero a mí sí me preocupaba y por ende me encontraba esperándola despierto. Apenas escuché como mi hermana se bajaba de un auto y enseguida fui en su búsqueda.

Mi hermana aquella madrugada entró tratando de no hacer ruido. A puntillas llegó hasta su habitación y fue entonces que me pareció escuchar su llanto. Quise entrar corriendo para ver qué era lo que le pasaba pero logré controlarme. Luego de unos minutos llamé a su puerta levemente.

Al abrir, mi hermana me confirmó su llanto al ver su maquillaje corrido. Ni siquiera le pregunté qué había sucedido porque no hizo falta. Mi hermana se sentó en la cama y comenzó a platicarme todo.

Desde hacía algunos días que mi hermana salía con un chico mayor que ella. Por lo mismo, dicho chico, cuyo nombre no me quiero acordar, trato de abusar de ella y aun cuando mi hermana le había dicho que no, él parecía no estar dispuesto a aceptar el no por respuesta y le había rasgado las pantaletas en su intento por tomar su virginidad. Afortunadamente, un momento de cordura y misericordia, le hizo ver lo que estaba a punto de hacer y se arrepintió al grado de que él mismo había llevado a mi hermana a su casa.

A aquél joven yo le conocía muy bien pues tomaba alguna clase conmigo en el colegio. Por la misma razón, al día siguiente, me enteré de una fuente bastante confiable, de que el muy descarado se estaba jactando de haber sido quien le arrebatara la virginidad a mi hermana. Ya se imaginara como acabaron las cosas aquél día. Esta vez no terminé siendo suspendido del colegio sino expulsado y llevado ante las autoridades por lo que le hice al muy sin vergüenza.

Aún hoy en día no me arrepiento de nada. Creo que valió mucho la pena haberle dado una paliza. Y más sentí que valió la pena cuando, por la noche, estando yo en mi cuarto "meditando" como me lo habían pedido mis padres, mi hermana entró y me agradeció, como de costumbre, la protección con un beso. Pero en esa ocasión no fue un beso en la mejilla sino un tierno besito en los labios. -Eres mi héroe Migue…- me dijo mostrándome lo orgullosa que estaba de su protector.

Esa fue la primera noche que me masturbé pensando en ella.

Después de eso todo parecía volver a la normalidad. Yo me busqué otro colegio y mi hermana siguió saliendo con chicos. Tuve mi primera novia pero al instante la corté porque me parecía boba y sin sentido. Creo que a todas las chicas siempre las terminé comparando con mi hermana.

Nuestra relación dio un giro ...