El sexo no es como lo pintan - Relatos Eróticos

El sexo no es como lo pintan

... consecuencias!!!

La tarde transcurrió sin más. Yo me encerré en mi habitación y escribí un relato erótico sobre ella que me hizo acabar a mil. Por la noche salí de mi habitación en su búsqueda, cuando la vi, estaba en la cocina buscando algo empinada en el refrigerador, se alcanzaba a ver su hilo dental negro entre su lindo culito ya que llevaba puesta una mini y sin advertir, me aproxime a ella y la tome por la cintura. Ella reacciono con un enorme grito:

-eres un tonto Migue! Como se te ocurre, casi me matas del susto!

La miraba y reía. Su rostro lucia algo sonrojado, la miré fijamente y me dijo:

-que me ves?

Quería decirle que su belleza me tenía hipnotizado, que no podía vivir un segundo más sin poder besarla pero me acobardé y no dije nada. Mi hermana solo movió la cabeza y me dijo:

-me voy a recostar porque estoy algo cansada. Hice ejercicio en mi cuarto y las piernas me duelen un poco...

Apenas salió de la cocina me tomé un par de minutos para reflexionar sobre mis posibilidades con ella. Luego caminé hacia la habitación de mamá y ahí la encontré. Parecía estar ya dormida.

Al caminar por la habitación me tropecé con su ropa tirada a un costado de la cama. La levanté y tras tomar consciencia de cuales eran las prendas que tenía en la mano me percaté de que mi hermana se encontraba debajo de las cobijas únicamente cubierta con la pequeña tanga que le había visto hacía un rato.

Ya se imaginará como se puso mi verga en ese momento. Quería meterme debajo de las cobijas y follármela salvajemente pero sabía que debía hacer las cosas con calma.

La moví un poco para conocer el grado de inconciencia en el que estaba. Respondió con unos tenues sonidos así que decidí esperar un poco más.

Mientras tanto, fui hacia a mi habitación, me retire toda la ropa y con nerviosismo me miré en el espejo. Al parecer el momento había llegado, mi hermana se me ofrecía en bandeja de plata. Ahora tenía que ser yo quien diera el siguiente paso. Al parecer la noche anterior, mi hermana se había percatado perfectamente de mis toqueteos y estaba conforme con ello.

Era una noche templada a pesar de ser invierno, salí de la habitación totalmente desnudo y con la verga al frente me aproxime a la habitación.

Cuando mire hacia adentro lo primero que vi, fue a mi hermana recostada boca abajo con una pierna y parte de su sabroso culo fuera de la cobija, la mire por un momento y me arme de valor para acercarme.

Cuando estuve lo suficientemente cerca me detuve, acerque mi mano hasta sus nalgas y comencé a acariciarla.

Ella ni siquiera se inmutaba por eso, le día la vuelta en la cama y cuando la vi de frente note sus hermosas tetas al aire, comencé escabullirme entre las cobijas, entre tanto nervio y excitación. Sentía que me vendría en cualquier instante.

Me detuve justo frente a su rostro, su respiración era pesada. En ese momento ella despertó y me miró a los ojos fijamente.

-No sabes cuánto tiempo te he estado esperando Migue…- ...