El sexo no es como lo pintan - Relatos Eróticos

El sexo no es como lo pintan

... a las afueras de su casa.

La doctora entró a su casa esperando que Sebastián se encontrara ahí para alegar por su mejor amigo y tratar de remediar los problemas maritales que se habían suscitado entre Clarisa y Rubén y que parecían tener como fin el divorcio. Pero sorpresas te da la vida y, apenas entro Clarisa, vio que su hija Claudia se encontraba agachada frente a Sebastián tomándole la verga con las 2 manos mientras se la mamaba incesantemente.

Clarisa se quedó paralizada ante la escena, la verga de Sebastián era inmensa, grande, ancha y bastante morada. Era un tubo de carne impresionante pero lo más asombroso era como su hija se llevaba cada centímetro de verga a la boca completamente.

Ninguno de los 2 se había percatado de la presencia de Clarisa quien notaba como su hija tenía lágrimas en los ojos evidenciando que mamaba en contra de su voluntad.

-Qué demonios está pasando aquí!!!- gritó enérgicamente y su hija Claudia inmediatamente soltó la verga de Sebastián y, envalentonada por la presencia de su madre, corrió a los brazos de esta envuelta en llanto.

-Me ha obligado mamá…- decía Claudia envuelta en llanto.- Me ha dicho que no hacerlo despediría a mi padre y nos quedaríamos en la calle.

-Ve a tu cuarto…- le ordenó Clarisa sin mirar con violencia a Sebastián quien ni se había incomodado con su llegada y sonreía alegre y cínicamente sentado en el sofá.

Claudia aprovechó para subir a su habitación.

Sebastián se puso de pie, miró a Clarisa y le dijo:

-Vaya boquita la que tiene tu hija, lamentablemente llegaste muy pronto y no alcance a probar lo demás. Aun así tienes mi palabra de que a Sebastián nunca le faltara trabajo. Aun cuando su alumna le demande la prueba de paternidad del hijo que espera…

Después de eso vinieron un sin fin de discusiones entre la pareja que finalmente decidió seguir unida por el amor que ambos le tenían a Claudia.

La doctora nunca logró borrar de su mente aquella imagen de su hija mamando verga pero sabía que después de todo, su inocencia y el colmillo maduro de Sebastián le habían hecho caer en las redes chuecas de aquél truculento hombre.

Aún en su consultorio, la doctora Clarisa tomó el teléfono, sabiendo que su esposo se había ido a una convención para maestros, y llamó a casa.

-Mamá eres tú?- contestó su hija Claudia quien de inmediato supo que era su madre debido al identificador de llamadas instalado.

-Si hija, solo para avisarte que ésta noche tenemos un invitado muy especial para cenar…

Luego llamó a Miguel a su móvil y le preguntó:

-Qué quieres de cenar esta noche?- confirmándole su aceptación plenamente.

Mientras miraba una fotografía de su hermana una lágrima corría por su rostro. Es que acaso podría encontrar un motivo de vida después de su muerte?

Al voltear la fotografía se encontré con aquél poema que su hermana había escrito en el reverso de la fotografía:

Cuando la piel se funde con la piel,

cuando las respiraciones se ...