1. Codicia


    Fecha: 11/08/2019, Categorías: Confesiones Autor: coronelwinston, Fuente: TodoRelatos

    ... atenta mirada de todos. Una carta para ella, otra para él. La suya cubierta, la de Susana descubierta. Un Rey pintaba sobre la mesa. Un Rey de picas. Buena carta. La segunda carta fue certificada, un Ocho. Dieciocho para Susana. El crupier descubrió la suya. Lo hizo tan lentamente que casi me da un paro cardiaco. El Nueve era la suma de aquellas cartas. Una suma amenazante para nuestros intereses, pero todo lo que sacara menos de un Ocho le empujaría a levantar una nueva carta. Las probabilidades eran muchas, o pocas. No me dio tiempo a echar las cuentas. Un Seis de corazones irrumpió ante todos. Quince. Había que seguir pidiendo carta. Con su mano impoluta extrajo la pieza y antes de voltearla, nos miró. Moría por saber, mataba por descubrir la carta, imploraba a Dios…
    
    La Jota de rombos. Se había pasado. Veinticinco. Casi salto de alegría. Un “Si” sonoro y estúpido se me escapó. Los doce mil eran nuestros. Eran míos. Ya nadie me los arrebataría. Pero había que dar una oportunidad a la banca. Esas eran las condiciones. Otra partida ganada de las dos que podrían quedar, y nos iríamos de allí directos a una iglesia donde me arrodillaría hasta el fin de los tiempos para dar gracias por sentenciar ese final.
    
    Es obvio que, tratándose de suerte y probabilidades, podía pasar lo que pasó. Un Veintiuno. Un black jack sobre la mesa y la partida se había empatado en unos segundos. Si, el dinero era mío, pero aún quedaba una partida y en esa partida se jugaba el cuerpo de Susana.
    
    El negro se puso más negro, más tenso, más ansioso. Susana, más impaciente, más codiciosa, más desafiante. El resto de la “semana” allí reunidos, más expectantes. Yo, más moribundo.
    
    Tras el reparto de las dos primeras cartas, Susana exhiba orgullosa un As. Uno u Once, a elegir. La segunda carta era fundamental. Una figura y todo habría terminado. Pues el empate a 21, en caso de producirse, nos daba el triunfo. Un Cinco se alojó al lado del As. El crupier volteó su Dama y acto seguido envió la tercera carta a Susana. Otra Dama para una bella dama. Dieciséis, o se habría pasado. El riesgo era grande. Había que considerar el puntaje. El crupier habría de pedir hasta Diecisiete y existía un riego importante de que Susana perdiera, pero si ella pedía una cuarta carta, sólo servirían las más bajas, cincos, cuatros, treses, doses…
    
    -Me planto.
    
    -La Señora Sábado se planta con Dieciséis-Vociferó el calvo.
    
    Cuando el crupier volteó la segunda carta y apareció un Nueve, la frase que se alojó en mi cabeza, ocupó todo el espacio de mi razón: Susana iba a follar con otro.
    
    -Bien, hemos terminado…por el momento. Usted, señora Sábado, ha ganado. Aquí tiene sus doce mil. Pero nos debe algo. El Sr. Lunes cobrará su victoria.
    
    Cuando recobré la lucidez, cuando fui consciente de la situación, quise que el rejón que se había adentrado en mi cuerpo, se elevara hasta el corazón y allí, jactándose de su silencio, diera fin a mi vida.
    
    Susana yacía tumbada boca arriba en la mesa de ...
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