1. Caso sin titular XLVI: la doble violación.


    Fecha: 11/08/2019, Categorías: No Consentido Autor: AcechadorLD, Fuente: TodoRelatos

    ... resorte innato.
    
    Con la mano que conservaba libre, le arañó como una gata que se revuelve, dejándole un pequeño rastro en su cuello, porque él también reaccionó por reflejo echándose hacia atrás para evitar ser alcanzado en el rostro.
    
    - Serás hija de puta -gruñó él, asestándole un fuerte tortazo en el rostro-. ¿Te gusta duro, verdad, zorra?. Vas a ver lo que es bueno, niñata.
    
    Acto seguido, olvidándose de quitarse el polo, la agarró el otro brazo, tras un breve interludio en el que ella intentó esquivarle, pero su posición era indefendible.
    
    Con rapidez, el hombre pasó la parte superior del bikini por detrás de la pata más cercana de la mesa junto a la piscina, donde hacía no tanto había desayunado, y usó el otro tirante para, una vez enrollado alrededor de la otra muñeca de Laura, dejarla atada con esas esposas improvisadas.
    
    Ella le escupió a la cara, pero él, sencillamente, sonrió, se limpió con el dorso de la mano, y comenzó a torturar sus pechos.
    
    Comenzó a darles tortas, lenta y metódicamente, azotándolos con sus abiertas manazas, primero de derecha a izquierda, después de izquierda a derecha, de forma que no se dejase ningún lado sin darle un buen tortazo, arrancando grititos de la veinteañera, nada habituada a ser tratada de esa manera por nadie.
    
    - ¡Alto!... ahhhh... ¡noooo!... ¡ahhhh!... ¡nooo!... ¡ahhhh!... ¡pare, pare!... ¡ahhhhh!... ¡por favor!... ¡¡ahhhh!!... ¡nooo!... ¡aahhhh! -suplicaba, con lágrimas en los ojos.
    
    Él la ignoró, aunque sus ojos la observaban por momentos, incapaz incluso entonces de no disfrutar espiándola, con una mirada entre divertida, violenta y tremendamente lasciva.
    
    Cuando sus senos estaban ya enrojecidos por el continuado maltrato, comenzó a amasarlos, a agarrarlos con ansiedad, cada uno con una mano, estrujándolos, sobándolos, amasándolos sin contenerse, sin romanticismo, sin delicadeza, a lo bestia, rudamente, hasta pellizcarla y agarrar sus pezones, en una mezcla entre la estimulación y tironear de ellos salvajemente.
    
    Laura siguió gritando o gimoteando, ya no era capaz de concentrarse ante el brutal asalto y tanto unas veces sentía que chillaba como otras apenas salía un hilo de voz de lo más profundo de su garganta.
    
    De repente, sin previo aviso, ese furioso ataque concluyó.
    
    Hubiera podido respirar tranquila de no saber que no era más que la calma del centro del huracán.
    
    Tenía claro que de ahí no podía esperar nada bueno, que, de ese hombre maduro, el vecino mirón, no podría esperar que la cosa se quedase en eso.
    
    Acertó.
    
    El hombretón se levantó como impulsado por un resorte y se deshizo del cinturón de sus pantalones, que dejó caer junto a los boxers, mostrando una fuerte erección.
    
    La gruesa barra de carne botaba con vida propia, subiendo y bajando como si la sonrosada y húmeda cabeza que la culminaba tuviera sus propios ojos y, hambrienta, babease de ansiedad ante el bocadito que tenía ante sus narices, a la vez que se hinchaba como si fuera un pavo real abriendo ...
«12...8910...21»