Caso sin titular XLVI: la doble violación. - Relatos Eróticos

Caso sin titular XLVI: la doble violación.

Ante el Doctor se presenta un nuevo caso.

Una joven de rostro tierno, pero surcado por una dura expresión mientras recuerda lo vivido, acude ante él para que la ayude tras el trauma sexual que ha sufrido.

Violación doble, doble violación (1)

Laura y su chico llevaban seis meses saliendo.

Ella, a sus 22 años, acababa de sacarse el título en Administración y Dirección de Empresas, aunque ya llevaba un tiempo como becaria en la empresa de un amigo de la familia, en donde había conocido al que ahora era su novio.

Para celebrar el final de sus estudios, o, al menos, esa fue la excusa oficial, su chico, que le sacaba cinco años, le invitó a pasar unos días en la casa que sus padres tenían en Andalucía.

Era una casa baja, más bien un chalet de paredes blancas, con una piscina de un tamaño mediano.

Antes la finca había estado limitada por un muro bajo, pero, con la construcción de un edificio de cinco plantas en la acera de enfrente, quisieron aumentar, en cierto modo, la intimidad, elevando la divisoria con algunas plantas trepadoras y alibustres, buscando una mezcla entre la elevación de los límites del recinto con una decoración vegetal colorida y hermosa.

En cierto sentido, lo habían logrado, porque había una buena temporada durante la cual tenían unas flores acampanadas dispuestas en racimo que, además de su presencia visual, dejaban un aroma en el ambiente delicado y fragante.

Pese a ello, Laura se dio cuenta de que, desde el último piso del vecino edificio, todavía era claramente visible la zona de la piscina y parte del exterior de la casa.

El interior ya era más complicado, por el ángulo, pero fuera no había las limitaciones que las paredes o los reflejos en los cristales podían suponer.

Pero vamos, que, realmente lo que importaba era que iban a disfrutar ellos dos solitos de un tiempo ideal, además de por el clima.

Con las hormonas revolucionadas, comportándose más como adolescentes que como veinteañeros que ya tienen un cierto sentido común, que lo tenían y, de hecho él, normalmente, era extremadamente responsable, hasta el punto de que, a veces, no parecía tener sentido alguno del humor, frente a Laura, que era más sociable y extrovertida, pero sin dejar de ser también responsable... salvo en esos momentos, que ambos dieron rienda suelta a toda la tensión acumulada a lo largo de meses para explotar, liberando ese lado más salvaje y, en cierto modo, irresponsable, como si le estuvieran poniendo una salsa brava muy picante a sus patatas para sorprenderse con el resultado.

Lo hicieron prácticamente en cada parte de la casa, en cada cuarto, incluso en el coche al volver de hacer unas compras, incapaces de aguantarse, como si una fuerza invisible los arrastrase hasta hacerles olvidar cualquier contención, dedicándose simplemente a saciar sus más bajos y húmedos instintos, como si de unos animales en celo se tratase.

Bueno, como animales no, porque si algo tenía muy presente Laura era que, aunque fuera su ...