1. Caso sin titular XLVI: la doble violación.


    Fecha: 11/08/2019, Categorías: No Consentido Autor: AcechadorLD, Fuente: TodoRelatos

    ... el plumaje.
    
    Era una polla grande, gruesa, para la edad de ese hombre, o, al menos, eso es lo que pasó de forma tonta y rápida por la bloqueada mente de la veinteañera.
    
    Intentó retorcerse como pudo, haciendo un esfuerzo tremendo por girar sobre si misma en el suelo junto a la piscina, incluso buscando tirar la mesa si podía para zafarse de la opresión de esa improvisada cadena que era su propio sujetador del bikini, reconvertido en unas increíblemente férreas esposas.
    
    Pataleó, intentó acertar a ese hombre mayor con sus pies o sus rodillas, pero la esquivó con facilidad y, en uno de esos giros, él estiró la mano hasta agarrar un costado de la parte de abajo de su bikini.
    
    Entre el fuerte tirón de ese hombre y los intentos de revolverse de Laura, la prenda no soportó la presión y se rasgó, rompiéndose y quedando inútil, dejándola sin defensa alguna sobre su depilada entrepierna.
    
    El mirón se quedó quieto sobre ella, gozando casi más con la visión, con el poder mirar tan de cerca el desnudo cuerpo femenino de la chavala, que de otra cosa, o eso se le pasó por la cabeza a la joven.
    
    - ¿Quieres que te folle a palo seco o te apetece suplicarme que te coma ese coño de puta? -dijo, sin mirarle a los ojos, observando como si quisiera dejar grabada en su memoria cada palmo de la entrepierna de la chica que tenía, literalmente, a sus pies.
    
    - Cabrón hijo de puta -lo insultó ella, decidida a venderse cara-. Eres un violador. Cerdo, cabrón...
    
    - ¡Ohhh!... ¿ya no soy un maricón? -se burló él, a su vez, de sus ataques verbales-. Pues a lo mejor aprendes algo de que este machote -se tocó la polla, que pareció engordar todavía más ante la caricia de su cilíndrica forma, sólo interrumpida por unas palpitantes venas que ponían una nota de color en su superficie- te reviente.
    
    Por mucho que se agitaba, que se revolvía, que lanzaba patadas o buscaba hacer palanca con las rodillas, al final el vecino le agarró los tobillos y la alzó, mostrando su fuerza, para después dejarla caer sobre el culo un par de veces antes de separarle las piernas y colarse entre medias.
    
    Teniendo todavía más cerca esa brutal barra de carne, viéndola allí, amenazante, hambrienta como un animal en celo, la mente de Laura pudo imaginarse con total claridad cómo sería tenerla dentro suyo, partiéndola por la mitad.
    
    A lo mejor quedaba algo de humedad residual, pero lo dudaba y, además, con toda la tensión desde que comenzó el ataque de ese hombre, se sentía con la boca tan seca que no era difícil imaginarse que su propio sexo estaría igual y que sentiría dolor.
    
    - ¿Qué... te lo has pensado mejor, niñata? -se sonrió él, casi como si pudiera leerle los pensamientos-. ¿Te gustaría suplicarme que te coma tu puto coño o que sea a saco?. El sexo duro te gusta, ¿verdad, putilla?.
    
    - Vale -dijo, apenas un susurro.
    
    - No te oigo, putilla -contestó él.
    
    - Que sí, que vale -volvió a decir Laura.
    
    - Que sí, ¿qué? -preguntó él a su vez, buscando ya clara y deliberadamente ...
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