Caso sin titular XLVI: la doble violación. - Relatos Eróticos

Caso sin titular XLVI: la doble violación.

... de los brazos de esa misma tumbona, lo que le recordó a la joven la desnudez e indefensión de sus tetas, y, saltando como una rana, cayó sobre ella, dejándola sin respiración cuando aterrizó sobre su vientre.

- ¡No, no, no! -gritó ella, desesperada, dándose cuenta de que había quedado a su merced, pese a que intentó revolverse, sin éxito por el tremendo peso que tenía sobre su abdomen.

- ¡Sí, sí, sí! -se burló él, agarrando una de sus manos y dando varias vueltas con el tirante alrededor de su muñeca-. Ahora vas a saber lo que pasa cuando pides a gritos polla a un hombre, zorra.

- ¡No, no, no! -siguió a medias gritando, a medias gimoteando, a la vez que intentaba zafarse y golpeaba inútilmente en el pecho al maduro asaltante-. ¡No, no, por favor!. ¡Nooo!. ¡Pare, váyase!. ¡Váaayase!.

- ¡Jajaja! -se reía en su cara, acercando su rostro a un palmo del de la chica, que giró la cara para no mirar a ese hombre, mientras sentía las gotas de saliva cayendo sobre ella, salpicándola por la cercanía del vecino-. Te voy a reventar, para que vuelvas a llamar a nadie maricón, puta niñata -relató, entre risas-. Te voy a joder hasta que chilles como una cerda y me supliques que te preñe, putita.

- ¡No, no, no!. ¡Jamás, cabrón!. ¡Rodrigo te va a matar!. ¡Rodrigo, Rodrigo! -chilló ella a pleno pulmón, como si su chico estuviera todavía en la casa o, quizás, pensando que su voz pudiera llegar de alguna forma hasta él y hacer que regresase antes.

- Ni de coña ese mamón hará nada -expuso el hombre, serio, tranquilo, a la vez que, con una de sus manos, agarraba con fuerza uno de los pechos de la joven y se lo apretaba entre los dedos antes de comenzar a retorcérselo hasta hacer que la chica gimiera de dolor, pese a intentar contenerse-, pero yo sí. Yo sí que te voy a joder hasta reventarte, puta niñata... y aunque no se hubiera ido ese puto niñato de generación de cristal -dijo, como para certificar que, no sólo era el mirón realmente, sino que tenía muy controlado lo que pasaba allí- seguro que no haría nada... salvo, quizás, aprender un poquitín lo que es un hombre de verdad... -y, adoptando un tono lascivo, con sus labios pegados a la oreja que la chica tenía mirando hacia arriba por tener la cabeza ladeada, culminó el avance de lo que pretendía hacerle- y pronto tú me vas a tener bien dentro tuyo, puta zorrita.

Cuando se separó de ella, alzándose de nuevo sobre ella, sin retirarse de su vientre, sobre el que dejaba caer todo su peso, sentado, ella supo que estaba perdida, que no podría quitárselo de encima salvo por un milagro, así que, a la desesperada, cuando lo vio luchando contra su propio polo, tratando de quitárselo pasándolo por la cabeza con una sola mano, mientras todavía le sujetaba con la otra ese brazo alrededor de cuya muñeca había enredado el tirante de la parte superior del bikini negro, hizo lo único que se le ocurrió.

En realidad ni se le pasó por la cabeza, fue algo automatizado dentro suyo, que hizo como impulsada por un ...